Evangelista López Ortiz, conocida como “Eva” o “Vange”, nació el 27 de julio de 1923, en el sector “Espanta Sueño” de la Bda. Obrera en el Municipio de Fajardo, Puerto Rico. Allí, junto a sus padres, Don Lucas López de Victoria e Inés Ortiz, creció y se formó en sus etapas tempranas.
Dada la realidad de esos años difíciles en la historia de Puerto Rico, sus limitaciones económicas la privaron de una instrucción formal, más allá de la escuela elemental. Eran seis sus hermanos: Gloria María, Matilde, Isaac, Frank, Santiago y Dolores (Lola). Hoy todos están en la eternidad con nuestro Dios, y ella como la última de los «López», había cumplido 100 años el pasado mes de julio de 2023.
Poco sabemos de sus primeros años, solo que le gustaba bailar — “baila Gin, baila”— le decían sus hermanos, y ella al ritmo de sus voces, con una cadencia típica de una mujer mulata (su padre era blanco de descendencia española y su madre una negra descendiente de esclavos africanos), así lo hacía.
Cuando los Pentecostales llegaron a la región oriental de Puerto Rico, específicamente al Municipio de Fajardo, en los años ’40, ella abrazó la fe dentro de la Iglesia de Dios, Inc. Su pastor, que ella todavía recuerda, fue el ya fenecido Rvdo. Aurelio Tiburcio.
Se unió en matrimonio para el año 1941, a un joven de la congregación local llamado, Rufino Caraballo-Carmona, que también había abrazado la fe evangélica, luego de una vida de vicios y sin norte. Posteriormente, Rufino (mi padre), es llamado por Dios al pleno ministerio cristiano dentro de la tradición cristiana en que se había encontrado con Jesucristo.
De este matrimonio, que se consagró en la Iglesia de Dios, Inc de Fajardo., surgen siete (7) distinguidos ciudadanos a mencionar: María Ester (ya fallecida), Sara, María Inés, Noemí, Ana Celia, Samuel y David (ya fallecido).
Hoy honramos a esta digna mujer, que por sus ejecutorias como cristiana, esposa de pastor, madre de siete hijos, empleada doméstica, enfermera práctica y comerciante exitosa, exalta la maternidad como una de las más nobles virtudes humanas. Su gestión como madre, cuidadora, generadora y revitalizadora de la familia, le dan un sitial de prestigio entre los suyos.
Hay dos (2) facetas de su vida que deseo reconocer, la primera su abnegada labor como Enfermera Práctica, cuyo oficio lo adquirió ya adulta, y lo ejerció en los pueblos de Humacao (Clínica Font Martelo), Fajardo (Clínica Guberns y Clínica Fajardo), y los CDT de Ceiba y Luquillo. Fue excelente en todo lo que hizo como Enfermera, no lo digo porque sea mi madre, sino por el testimonio de aquellos que le concocieron y recibieron sus servicios.
La segunda faceta de su vida fue la de comerciante en la Comunidad Fortuna del Municipio de Luquillo. Era codueña, junto al ya fallecido, Américo Montañez Quiñonez, del Colmado Montañez, muy recordado por los residentes de ese sector. Su compromiso de servicio a su comunidad siempre la destacaron en su gestión como empresaria. Su fe cristiana, sabiduría empresarial, compromiso y sensibilidad hacia el necesitado la catapultaron como una servidora digna de ser recordada y mencionada.
El 17 de abril de 2024, a punto de cumplir sus 101 años, Su Señor Jesucristo la trasladó a las moradas celestiales. Siempre digo al referirme a mi madre, como el insigne poeta José Antonio Davila, en su laureado poema Carta de Recomendación:
Así ha sido acá abajo; nunca escasa
de sí misma en el bien o dicha ajena;
es la más abnegada de la casa
y la más hacendosa en la colmena.
Y será así allá arriba; en lo que pueda
hacer por otros, no andará remisa.
Ponla a sueldo, Señor, de una moneda:
esa llena de luz de tu sonrisa.
Así fue y seguirá siendo nuestra madre, Evangelista López Ortiz. A Dios sea la Gloria, y a Eva nuestro reconocimiento público. Paz!