Por Samuel Caraballo-López
INTRODUCCION
El texto de este domingo 17 de Julio de 2022, sexto domingo de Pentecostés, lo encontramos en el Evangelio de Lucas 10: 38-42. Este pasaje aparece en la sección de la subida de Jesús a Jerusalén, en la que el Maestro ofrece instrucciones sobre el camino del discipulado cristiano (Lucas 9: 51-19:27).
Este relato nos ofrece una buena oportunidad para que los creyentes en el plano personal reflexionen sobre la naturaleza del discipulado al que Jesús nos invita. Por otro lado, esta perícopa nos confronta con nuestros conceptos del servicio cristiano, que en ocasiones es contaminado por dos (2) prácticas incorrectas: primero, el activismo desenfrenado e irreflexivo, y segundo, hacer del servicio un acto para cumplir con los requisitos establecidos por nuestra organización religiosa, en lugar de ser una expresión libre de nuestro amor hacia Jesús y el prójimo.
La narración de Lucas está relacionada al motivo del servicio, la hospitalidad y el discipulado. Observe el lenguaje del verso 38, que se relaciona con el evento inicial de este viaje hacia Jerusalem, y que ocurrió en cierta aldea que no podemos precisar su localización:
Mientras ellos iban de camino, entró en cierta aldea, y cierta mujer de nombre Marta lo acogió como huésped (Lucas 10: 38)
En una aldea de Samaria, Jesús fue rechazado (Lucas 9: 53), pero ahora es acogido como huésped.
DESARROLLO
(a) En casa de Marta y María (Lucas 10: 38-39)
Jesús entró en una aldea cuyo nombre el evangelista Lucas no menciona, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. El Evangelio de Juan (Juan 11:1ss; 12: 1-11), nos habla de una familia de Betania que tenía características similares a la que nos narra Lucas, y que estaba compuesta por tres (3) hermanos: Lázaro, Marta y María. Ahora bien, Lucas no menciona a Lázaro y mucho menos parece que el lugar de la aldea sea Betania, lo que puede significar que este relato es producto de una tradición diferente a la utilizada por Juan. Parece ser que estas hermanas eran solteras o viudas y sus padres habían muerto, (aunque existe una tradición que las identifica como hijas de Simón el leproso–vea Mateo 26: 6ss y Juan 12: 1ss), por lo tanto, esta familia no tradicional se organiza para poder responder a los retos de su tiempo.
Marta, que parece ser la hermana mayor, y ante la ausencia de una figura masculina (como era la costumbre), era la que administraba la casa. Marta era muy apegada a las prácticas culturales de su pueblo y época, muy especialmente en lo relacionado a la hospitalidad. Para ella el cumplir las normas de su tradición religiosa era requisito para agradar a Dios. El hecho de haber recibido a Jesús en su casa (observe que no se mencionan los discípulos), no habiendo una figura masculina, parece indicar que era una fiel seguidora del Maestro.
Por otro lado, Marta, tenía una hermana menor llamada María (algunas versiones la llaman Miriam). La hermana menor también cumplía con las costumbres y leyes de la hospitalidad, pero de una forma no tradicional para su época. La tradición judía establecía que las mujeres adultas estaban confinadas a la cocina y los quehaceres de la casa. María, sin embargo, tenía sed de aprender y se sentó a los pies de Jesús para escucharle, postura común en los discípulos varones.
(b) La preocupacion de Marta y la respuesta de Jesús (Lucas 10: 40-42)
Hay tres (3) preguntas que deben guiar nuestro estudio de esta perícopa ampliamente conocida y de la cual se ha predicado en muchas ocasiones. La primera pregunta es: ¿Qué significa recibir a Jesús y su mensaje? ¿En qué consistió la crítica que Jesús le hizo a Marta? ¿Qué es “la buena parte” que María escogió y no le será quitada?
Hay un concepto que aparece en todo el evangelio de Lucas, y es el “escuchar genuino de la Palabra de Dios” (Lucas 8: 4-21). En el pasaje anterior de la Parábola del buen samaritano, el Doctor de la ley “escuchó”, pero lejos de esto, su “escuchar” no generó acción concreta. Sólo el samaritano, “vio y escuchó” al herido, y fue movido por la compasión (10: 33ss).
Por otro lado, encontramos en el pasaje a Marta en un actuar que es censurado, porque responde al deber social de cumplir con su anfitrión, pero sin ninguna disposición de escuchar y valorar la Palabra y la persona de Aquel, que era la revelación de su Dios.
Esta yuxtaposición entre el que “escucha” y no actúa versus el que “actúa” sin “escuchar” y valorar el sujeto de su servicio, es la enseñanza revolucionaria de este pasaje. El tema del servicio es recurrente en el evangelio de Lucas. De hecho, es tan alto su valor que denota ser el distintivo medular para el liderazgo (Lucas 22: 24-27).
Ahora bien, aunque el servicio es perfectamente aceptable y muy especialmente el de la mujer, dentro del panorama cultural del primer siglo, la forma en que Marta practica este, se opone al tipo de hospitalidad que Jesús busca:
Pero el Señor, respondiendo, le dijo: Marta, Marta, afanada y molesta estás por muchas cosas; (Lucas 10: 41)
Para Jesús cualquier servicio cuya motivación sea cumplir con una tradición cultural o religiosa, sin que esto implique un compromiso con la persona servida es inaceptable. La hospitalidad que Jesús busca no se puede resumir en un buen rendimiento «doméstico», lleno de ansiedad, para que todo quede bien y responda al que dirán; sino en la atención a Él como invitado, cuya presencia representa la revelación plena de Dios (Juan 1: 18). Jesús es el maestro autorizado y el verdadero anfitrión de aquella casa.
Culturalmente el problema que presenta este relato biblico no es el retrato de una mujer que sirve (eso era esperado), sino una mujer asumiendo y prefiriendo el papel de discípulo frente al de servir a las mesas que era impuesto por aquella sociedad. ¿Cómo defender este cambio de paradigma? Jesús defiende dicho cambio de orden con su Palabra soberana. Jesús afirma la decisión de María, e invita a Marta una relación con Él en la que se enfatice el “escuchar y practicar» su Palabra más que preocuparse por las mesas (Hechos 6:2). De hecho, para Lucas “escuchar y hacer» la Palabra es la forma de unirse al Camino del discipulado (vea, Lucas 6: 47; 8: 11, 21; 11: 28).
En el contexto cultural religioso las mujeres eran elegidas para el desempeño doméstico con el fin de apoyar la instrucción de los hombres en lugar de ser ellas las comprometidas con el estudio. En esto consiste el problema de Marta, que se acomoda al rol impuesto por la cultura existente, sin realmente interesarse en conocer los planes de Dios que Jesús esta comunicando. Parafraseando a Marta –“Yo estoy aquí como apoyo, para que tu cumplas tu labor, sin interesarme en tus planes, y mucho menos aprendiendo de estos.” Eso era lo esperado, y por lo tanto, es el gran error de Marta, y que le gana la censura de Jesús.
CONCLUSION
Es importante que entendamos el mensaje de Jesús: el no quiere espectadores, animadores ni meros facilitadores de su mensaje. Jesús busca servidores que primero escuchen atentamente su palabra, y la pongan en práctica en sus vidas. Jesús requiere discípulos que estén atentos a sus Palabras y que vivan prioritariamente su mensaje sobre toda costumbre humana. La Palabra de Jesús trasciende todo plan cultural, tradición religiosa o todo acto «políticamente» correcto. En las Palabras de Jesús se revela el propósito de Dios para cada ser humano, y todo lo creado.
Frente a los intentos de Marta de devaluar las acciones contraculturales de su hermana, Jesús provee su valoración:
… pero una sola cosa es necesaria, y María escogió la buena parte la cual no le será quitada (Lucas 10: 41-42).
La presencia de Jesús está reconstituyendo el equilibrio del mundo. Ahora María, y lo que ella representa (los menospreciados de la sociedad), no tienen que ser definidos por los roles culturalmente determinados por una sistema que los excluye. Mucho más importante, ahora los «Marta y María» de este tiempo deben entender y actuar de acuerdo con la prioridad de la hospitalidad que es servir integralmente al “huésped” que tienen ante ellas, en el nombre de Jesús, superando todo prejuicio. No es solo hacer propaganda de un evangelio «dizque» transforma, sino que por el oir y practicar dicho evangelio el que lo proclama este siendo transformado. ¡Muchas bendiciones!
SIN MIEDO A PENSAR 