¡Auch! El dolor que nos madura

poda de la uva

Por Samuel Caraballo-López

INTRODUCCIÓN

El texto del 28 de abril de 2024, quinto domingo después de resurrección nos presenta en el evangelio de Juan 15: 1-8, una hermosa metáfora en la que Dios el Padre se ve como el viticultor, a Jesús, su Hijo como la vid (la planta de uva) auténtica o verdadera, y sus discípulos como los sarmientos. Los sarmientos o pámpanos son los vástagos de la planta de uva, del cual brotan las hojas, los zarcillos y los racimos.

Solo quiero recordarles a mis lectores que cuando se lee y estudia un libro de las Sagradas Escrituras, es como cuando se lee una novela, no se puede comenzar por la mitad; igualmente, en una obra de teatro o de cine no se puede llegar con retraso ni marcharse antes de que la obra concluya. De forma análoga, los relatos de los evangelios es una totalidad que no se puede interpretar por pedazos. El mensaje de estos está en la totalidad del relato.

Frente a lo anteriormente dicho, me gusta mucho este pasaje, no solo por mi predilección por las tareas agricolas, sino por el significado que a tenido en mi peregrinaje como discípulo de Jesucristo. Así que procederé a considerar esta hermosa metáfora expresada por nuestro Señor Jesucristo. Es importante que entiendas los elementos que constituyen la metáfora, por lo tanto te pido que mires con detemiento la siguiente ilustración.

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DESARROLLO

UNA ADVERTENCIA PARA LOS LECTORES (Juan 15: 2-6)

Los versos del evangelio de Juan 15: 2, 4 y 6 me llaman la atención y quiero escribirlos, tanto en griego que es su idioma original (tomado del Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español), como en español, para beneficio de mis lectores que le gusta el análisis léxico-sintáctico de los textos bíblicos:

Verso 2, Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo levanta; y todo el que lleva fruto lo limpia para que lleve más fruto (BTX).

2 πᾶν κλῆμα ἐν ἐμοὶ μὴ φέρον καρπὸν αἴρει αὐτό, καὶ πᾶν τὸ καρπὸν φέρον καθαίρει αὐτὸ ἵνα ⸂καρπὸν πλείονα⸃ φέρῃ .

Verso 4, Permaneced en mí, y Yo en vosotros.  Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí (BTX).

4 μείνατε ἐν ἐμοί, κἀγὼ ἐν ὑμῖν. καθὼς τὸ κλῆμα οὐ δύναται καρπὸν φέρειν ἀφʼ ἑαυτοῦ ἐὰν μὴ ⸀μένῃ ἐν τῇ ἀμπέλῳ, οὕτως οὐδὲ ὑμεῖς ἐὰν μὴ ἐν ἐμοὶ ⸀μένητε.

Verso 6, A no ser que alguien permanezca en mí, es echado fuera como el pámpano sin fruto, que se seca.  Y los recogen y lo echan al fuego, y arden (BTX).

6 ἐὰν μή τις ⸀μένῃ ἐν ἐμοί, ἐβλήθη ἔξω ὡς τὸ κλῆμα καὶ ἐξηράνθη, καὶ συνάγουσιν αὐτὰ καὶ εἰς τὸ πῦρ βάλλουσιν καὶ καίεται.

La primera parte del verso 2 (todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo levanta …), la segunda parte del verso 4 (el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo…) y el verso 6 plantean una advertencia a los que dicen ser seguidores o discípulos de Jesús (A no ser que alguién permanezca en Mí, es echado fuera …). El fruto (καρπὸν) verdadero solo puede venir de la vid verdadera. 

¿Qué significaron estas palabras para sus seguidores? Creo que Jesús les está diciendo que el fruto que necesitamos producir solo puede venir de Jesús, de quien nos hacemos parte al responder por medio de la fe, luego que el Padre nos «arrastró» hacia Jesús (Juan 6: 44). 

La expresión utilizada por Juan sobre la obra de «arrastre» (muy común en las formas de pescar antigua) que hace el Padre con los que estabamos muertos en nuestros delitos y pecados, nos ilumina en cuanto a la función de la gracia. Es la gracia de Dios las que nos lleva a creer en Jesucristo para perdón de pecados y salvación. Como resultado de esa gracia que es activada por el creer, viene nuestra unión con Jesús (la vid), que produce los frutos que Dios anhela de sus seguidores.

Se pueden «simular» frutos, sin embargo, estos no serán aceptables a Dios, y mucho menos surtirán el efecto deseado en el mundo, porque no provienen de la vid verdadera.

Por otro lado, cuando combinamos el verso 2, 4, y 6, encontramos que algunos pámpanos que estuvieron pegados de la vid fueron «desgajados» por el viticultor, y dejaron de recibir la savia que los hacía crecer, desarrollarse y producir los frutos de Jesús.  ¿Qué ocurre con estos pámpanos que fueron «desgajados»?  El verso 6 nos dice que estos dejan de recibir la savia por su sistema vascular, que junto a la luz solar, los hace fructificar. Al esto ocurrir los sarmientos se secan y son echados al fuego. 

Moraleja: «Cuando creemos que podemos vivir en autonomía de Dios, comenzamos a secarnos.»

UN PARALELO CON EL ANTIGUO TESTAMENTO (Isaías 5: 1-7)

En la alegoría de la viña que nos habla Isaías 5: 1-7, el problema fue que las vides produjeron «agrazones» en lugar de uvas genuinas. Es decir, hubo una «degeneración» de la uva y esta nunca alcanzó su etapa de madurez, lo que hizo imposible su consumo. Esta situación de no producir el fruto esperado hace que el Señor de la viña la deseche, y toma la drástica medida de abandonar esta, quitando el vallado y derribando la cerca que la protegía, para que fuese consumida y arrasada por las bestias del campo (Isaías 5: 5).  La expresión final del profeta nos llama la atención y nos conmueve:

«Esperaba equidad, y he aquí iniquidad, Rectitud, y he aquí acritud!» (Isaias 5: 7b).

De igual manera, el Viticultor, que es Dios el Padre según Juan, levanta, quita o elimina (airó) el pámpano improductivo (verso 6). De hecho, todas las veces que el término «airó»  aparece en Juan se traduce «quitar» (vea Juan 10:18; 16:22) (αἴρει, αἴρω en el léxico griego puede significar también, levantar, subir, llevar).  La diferencia del relato de Isaías es que la viña que produce «agrazones» es desechada por completo; sin embargo, en el evangelio de Juan, no se elimina la vid, sino los pámpanos improductivos en forma particular. En el caso de Isaías la viña representa a Israel, en el evangelio de Juan la vid es Jesús (el nuevo Israel).

El verso 6 nos menciona cinco (5) consecuencias para el pámpano que es «desgajado» de la vid verdadera:

(a) es echado fuera por no producir frutos,

(b) se seca,

(c) los recogen,

(d) los echan en el fuego,

(e) y arden.

EL LADO POSITIVO DE LA METAFORA (Juan 15: 2b-3; 7-8)

Ahora bien, por otro lado, se nos habla del sarmiento que produce fruto, y que es limpiado (podado) ( καθαίρω =»kathairó«) para que produzca más fruto (verso 2). Esta expresion provien de un término agrícola relacionado al proceso de poda de fructificación que se practica aún hoy en los viñedos. Ahora también tiene una relación con el concepto limpieza con las prácticas ritules de purificación. Es por eso la expresión del verso 3, «Ya vosotros estais limpios … por la palabra que os he hablado.» La limpieza no viene ya por rituales, sino por medio de la palabra que Jesús ha hablado. El medio que el Padre ha dado para dirigir las persona a Jesús es su Palabra, que a su vez nos limpia para producir más fruto.

Es importante recordar al lector que solo cuando las ramas estériles o “chupones” son podadas por la palabra de Jesús, la savia, que es la sangre de la planta, puede fluir sin desviarse, a través del xilema y floema, hasta a los tejidos de las ramas fértiles haciendo que estas produzcan frutos abundantes, sanos y atractivos al paladar humano. Si no se podan las ramas estériles, la savia se desvía hacia estas sin producir fruto alguno. La poda de la vid por la palabra de Jesús es fundamental para la producción de frutos adecuados.

CONCLUSIÓN

La agricultura es una ciencia y un arte que genera grandes experiencias a aquellos quienes la practican. Una verdad que brota de la práctica agrícola es que la limpieza, en y alrededor de la planta y la “poda» es clave para maximizar la eficiencia en la producción de sus frutos. Cuando hablamos de frutos en agricultura nos referimos a aquellas partes de una planta, arbusto o árbol que es útil para el agricultor. Hay diversidad de frutos que puede ser la hoja, la semilla, la flor, la baya, la corteza (caso de la canela) o la totalidad de la planta. La poda de limpieza y poda de fructificación tiene como intención incrementar aquel valor de la planta que nos ha llevado a cultivarla. Solo te advierto que hay diversos tipos de podas, y  que se requiere cierto peritaje para no hacerle daño a la planta.

He aprendido mucho en la siembra de tomates.  Esta baya tan nutritiva requiere un cuidado especial, que incluye la poda continua de los “chupones” que surgen en las axilas de las ramas.  Estos pequeños brotes son la causa de que la baya del tomate no crezca y se desarrolle.

Tomates 3

Cada mañana examino las plantas y elimino todos los “chupones” que surgen.  Estos pequeños brotes desvían la sabia, evitando que llegue hasta los ramilletes de tomates que crecen en las ramas. Esta experiencia me ha hecho pensar mucho sobre mi vida delante de Dios.  

Al meditar sobre esta metáfora de Jesús en el evangelio de Juan 15: 1-8, me he preguntado, ¿qué cosas están impidiendo que yo como árbol plantado en el jardín de Dios produzca mayor y mejor fruto que alimente y sane a un mundo necesitado de trascendencia y madurez? ¿A qué se debe que mi ministerio no produzca en la gente (algunas veces en la misma familia) anhelos de conocer a Jesucristo?

Quizás alguna de las siguientes ramas estériles puedan estar en tu vida: prácticas y costumbres contrarias al Evangelio, «esqueletos en el closet», vicios, falta de perdón a otros y a ti mismo, relaciones indebidas, orgullo, ideologías materialistas y prácticas personales incorrectas, falta de diligencia y santidad, creencias heréticas, recuerdos que te esclavizan a tu pasado, resentimientos, actitudes inadecuadas, entre otras.

Hay ramas estériles que podemos cortar nosotros mismos de nuestra vida con buena voluntad y diligencia, y en ocasiones, con ayuda de otros. Sin embargo, hay que reconocer que hay otras ramas que no podemos cortar solos. Son esas ramas de dificil eliminación que solo el afilado «machete» de la palabra de Jesús y su Espíritu pueden limpiar y podar.

Estas mismas preguntas las haré de forma colectiva y contextual, ¿cómo podemos siendo la Iglesia del Señor en este siglo XXI producir en la gente “apetito” hacia las cosas divinas? Jesús establece que la única forma de producir mucho fruto está en permitirle a Él que haga de mi vida su hogar, y que realice «podas» por medio de su palabra en mi vida (Juan 15: 7, 14).

Te invito a que te hagas las siguientes preguntas: ¿Qué ramas estériles de nuestras congregaciones (programas, prácticas, culturas, dogmas, etc.) están consumiendo la savia de Dios e impidiendo que lleguen a las ramas fértiles y produzcan fruto? ¿Cómo realizar la «poda» de las ramas estériles sin hacerle daño al árbol? Esta pregunta es clave, si la palabra de Jesús es la que limpia y poda, ¿cómo esgrimirla dicha palabra con eficiencia para que cumpla su labor?

Una pregunta que me provoca esta expresión de Jesús: ¿Cuál es la palabra de Jesús que estamos predicando y enseñando? La interpretación bíblica correcta es solamente la mitad de la tarea de la predicación. La otra mitad de la tarea es conectar el texto bíblico con la vida de los oyentes, sus problemas y temores, sus victorias y fracasos, y ante todo presentar las buenas nuevas de una forma pertinente y fresca.

Haz todo lo que sea posible para presentarte ante Dios aprobado, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse porque interpreta correctamente la palabra de Dios (2 Timoteo 2: 15, NBV).

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza correctamente la palabra de la verdad (2 Timoteo 2: 15 BTX)

Todos esos “chupones” estériles necesitan ser quitados del tronco central por un agricultor experimentado como es el Padre por medio de la palabra del Hijo, para que la savia fluya con libertad en la vida y ministerio de la Iglesia.

Yo estoy seguro de que Dios continuamente realiza procesos de poda en su Iglesia, especialmente entre aquellos que le siguen.  Quizás lo que nos falta es hacernos conscientes cuando están ocurriendo estos procesos. Estos, que ocurren cuando se proclama la palabra de Jesús, tienen como propósito conducirnos hacia la madurez y producir muchos frutos que honren el nombre de Jesucristo.

Hoy te invito a agradecer al Señor su gran amor para contigo, porque a través del proceso de «poda», el volumen y calidad de tus frutos aumenta, Dios es glorificado y tu identidad como discípulo confirmada.    ¡Ah…se me olvido decirte que la poda puede doler!  Bendiciones.

Bibliografía:

Bultmann, Rudolf. «Teologia del evangelio y de las cartas de Juan.» En, Teologia del Nuevo Testamento. Traducido por Victor A. Martínez de Lapera. Salamanca: Ediciones Sigueme, 1981, págs. 417-511.

Michael, J. Ramsey. The Gospel of John. Grand Rapids, Michigan: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 2010

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