Por Samuel Caraballo-López
Billy Graham fue tal vez la figura religiosa más importante del siglo XX, y las organizaciones y el movimiento que él ayudó a formar continúan dando forma a la iglesia en este siglo XXI.
Billy Graham, quien murió el miércoles 21 de febrero de 2018, a la edad de 99 años, pudo haberse dirigido con su mensaje a más personas “cara a cara” que cualquier otra persona en la historia de la humanidad. Al momento de su jubilación en el 2005, había predicado a cerca de 215 millones de personas en casi cien países, y a cientos de millones adicionales a través de medios electrónicos y escritos. Para muchos, las personas alcanzadas por Graham con su mensaje superan a los 2 billones de habitantes en el planeta.
Billy Graham nació en Charlotte, Carolina del Norte. Estudió en Bob Jones College, Florida Bible Institute y Wheaton College. Fue evangelista, pastor y ministro ordenado de la Convención Bautista del Sur. Entre los años 1955 al 2017, estuvo en las “encuestas Gallup”, por 61 veces entre los diez (10) hombres más admirados del mundo, siendo el único en la historia en haberlo logrado en tantas ocasiones. En ese sentido, Graham era admirado y respetado en su propia tierra.
Sin embargo, no todos vieron a Graham tan positivamente. Su relación con los ricos, los famosos y los poderosos inquietaba a sus amigos y animaba a sus enemigos. Conoció de cerca a todos los presidentes de los Estados Unidos desde Harry S. Truman hasta Barak Obama. Tuvo el privilegio de ser consejero, confesor y confidente de estos Jefes ejecutivos, de ambos partidos políticos. Para Graham el estar cerca de los Presidentes era una forma de influenciar positivamente con el evangelio la vida de la nación americana. Su defensa de los Presidentes, especialmente de Richard Nixon, durante los años de la guerra de Vietnam y el escándalo de Watergate, y aunque posteriormente y en forma repetida lo lamentó, empañó su récord. La caída de Nixon fue solo una vergüenza temporal para Graham, una pequeña mancha en una excelente hoja de servicio que le ganó la reputación en el mundo.
Cuando la «mayoría moral»[i] se unió a fines de la década de 1970, convirtiendo a los evangélicos en un ala política del Partido Republicano, Graham mantuvo la distancia y se aseguró de que todos lo supieran. Ciertamente aprendió de la experiencia anterior. La verdad, sin embargo, fue que Graham hizo posible la nueva ola de política evangélica. «Sin él», dice Randall Balmer, teólogo de Dartmouth College, y autor de Mine Eyes Have Seen the Glory, (1989) «estaríamos viviendo en un mundo diferente… Sin Billy Graham el evangelicalismo de hoy prácticamente no tendría relevancia política o cultural alguna».
Las razones del éxito de Graham son fáciles de ver. No podemos negar, su apariencia física que proyectaba, con sus 6 pies, 2 pulgadas de alto, 190 libras y penetrantes ojos azules. Además, su voz potente y armoniosa era como «un instrumento de gran alcance y poder».
Sin embargo, su indiscutible reputación que le produjo su fidelidad conyugal e integridad financiera reforzó su credibilidad. Nunca se empaño su imagen y ministerio con escándalos sexuales o financieros. Billy Graham se mostraba en la palestra pública como un tipo diferente de evangélico. Aunque fue el predicador cristiano más famoso y conocido de todo el siglo XX, promovió su humildad y su rectitud moral personal. Insistió en que todo el mundo lo llamara «Billy». Se negó a volverse inmensamente rico, recibiendo solo un salario cómodo (y revelado públicamente) de su organización. Él instituyó la «regla de Graham» para él y sus asociados–nunca estaría solo en ninguna habitación con ninguna mujer que no fuera su esposa, para evitar la tentación e incluso la apariencia de incorrección.
Pudo adaptar el “anticuado” evangelio a los nuevos medios de comunicación pública. Además de sus 32 libros (escritos o supervisados), introdujo el programa de radio nacional «The Hour of Decision» en 1950; Programa de televisión de la cadena «The Hour of Decision» en 1951; World Wide Pictures, una división de largometrajes, en 1951; «Mi respuesta«, una columna de consejos, en 1952; y la revista Decision en 1960. Cada una llegó a millones de personas.
Sus cruzadas tenían un atractivo mediático que lo distinguió en todos los países que visitó. En Puerto Rico celebró tres impresionantes cruzadas, 1958, 1967 y la última en la que participé, fue del 14-18 de marzo de 1995.
Sus palabras inspiraron a miles de puertorriqueños a seguir a Jesucristo. «No les ofrezco un Dios muerto. Les ofrezco un Dios vivo. No los invito a pertenecer a una iglesia en particular. Los invito a aceptar a Cristo», decía Graham.
Con grandes coros de voces locales, testimonios de celebridades y el canto del solista George Beverly Shea, sus cruzadas fueron sorprendentemente ordenadas, invariablemente salpicadas con una invitación al final para ponerse de pie y caminar al frente como un signo visible de la decisión de comprometer o volver a comprometer la vida con Cristo.
La predicación de Graham fue la pieza central de cada cruzada. No era un orador fuera de lo común, pero su combinación de estilo, tiempo, autoridad y, sobre todo, sinceridad, dejaba pocas dudas de que era el mejor del mundo en lo que hacía. Cualquiera sea el texto indicado, el texto subyacente de cada sermón fue Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
Graham definió y canalizó la energía de la insurgencia evangélica posterior a la Segunda Guerra Mundial. Lanzó sus considerables habilidades organizativas y recursos financieros a una serie de instituciones, incluida la publicación principal de la tradición, Christianity Today, y a la celebración de conferencias internacionales para la formación de evangelistas en la mayoría de los países. Llevó a los protestantes conservadores como él a una actitud más abierta hacia los evangelicos de la línea principal, los católicos romanos y, un poco menos a los judíos, y otras religiones.
De hecho, pronto se sintió incómodo con las connotaciones combativas de la etiqueta «fundamentalista» y prefirió llamarse a sí mismo simplemente «evangélico». La movida fue sincera, pero también astuta. Sabía que millones de creyentes con inclinaciones evangélicas calentaban las bancas de las iglesias no evangélicas, especialmente entre los católicos romanos.
La peregrinación por los derechos civiles de Graham tomó dos caminos a la vez. Él no marchó en las calles o emitió proclamaciones resonantes. Sin embargo, denunció el racismo como un pecado mucho antes de que la mayoría de los predicadores blancos vieran algún problema con la segregación. Su segundo camino consistió en integrar en sus cruzadas los diferentes grupos raciales, antes de que Brown v. Board of Education se convirtiera en ley, a pesar de las amenazas de muerte y las agudas críticas que recibió de sus amigos y enemigos.
Cuando Graham maduró, su visión social se expandió e influyó poderosamente en él. Sus posiciones cada vez más progresistas sobre la pobreza, el desarme y el hambre en el mundo le ganaron el elogio de todos, menos de los críticos más obstinados. En 2005, The New York Times le preguntó si anticipaba un «choque de civilizaciones» entre el cristianismo y el islam. Él respondió: «Creo que el gran conflicto es con el hambre, el hambre y la pobreza».
Sin embargo, para Graham, las preocupaciones sociales siempre estuvieron detrás de las espirituales. El siempre se vio a sí mismo como un evangelista cuyo trabajo principal era presentar a la gente la infalible verdad del evangelio.
Él no era un intelectual, pero pensó seriamente en las cosas que importaban. En su mente, el problema fundamental de los humanos radica en la voluntad pecaminosa, que corrompe todo lo que toca. La Biblia, para Graham, ofrecía la solución: las buenas nuevas del perdón de Dios y una nueva vida a través de la muerte y la resurrección de Cristo.
Concluyo este escrito con las palabras del Cardenal Daniel Nicolás DiNardo, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos:
“Billy Graham fue un predicador de la Palabra de Dios no solo en sus sermones, sino también en su vida misma. Su fe e integridad invitaron a miles de personas alrededor del mundo a tener una relación más cercana con nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Gracias a Dios por el ministerio de Billy Graham”.
¡Que descanse en los brazos del Señor!
Referencias:
Greenfield, Jeff. «When Richard Nixon Used Billy Graham». Accesado el 28 de febrero de 2018 en https://www.politico.com/magazine/story/2018/02/21/billy-graham-death-richard-nixon-217039.
Shelley, Marshall. “Evangelist Billy Graham has died”. Christiany Today Special Edition. Accesado el 28 de febrero de 2018 en https://www.christianitytoday.com/ct/2018/billy-graham/
Wacker, Grant. America’s Pastor: Billy Graham and the Shaping of a Nation. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2014.
[i] Mayoría Moral (Moral Majority) es una organización política de Estados Unidos de orientación ultraconservadora y fundamentalista cristiana, que funciona como un grupo de influencia política. Fue fundada por Jerry Falwell en 1979. Está estrechamente vinculada a los telepredicadores evangélicos y apoyada en el ala derecha del Partido Republicano. Alcanzó su mayor influencia en el gobierno federal durante las presidencias de Ronald Reagan, George Bush Padre y George Bush Hijo. Se la considera uno de los componentes esenciales de la denominada New Right o New Christian Right («Nueva Derecha» o «Nueva Derecha Cristiana»).
Buenos dias señores del ministerio quisiera como comunicarme con ustedes por favor
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Puedes comunicarte a nuestro correo electronico: samcaraballo@gmail.com
Muchas bendiciones
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