La osadía de una madre … una verdadera Gəḇīrā.

Salomé 3

Por Samuel Caraballo-López

 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo.  Él le dijo: “¿Qué quieres? Dícele ella: “Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu Reino.” (Mateo 20: 20-21 NVI)

INTRODUCCIÓN

Solo una madre puede hacer tamaña solicitud a Jesús: ¡Que mis dos hijos, sean los jueces presidentes de tu reino! ¿A quien se le ocurrió esta petición? A Salomé, (cuyo nombre proviene del evangelio apócrifo de Tomás), esposa de Zebedeo, y una madre que creía en el amor y lealtad que sus hijos profesaban al Maestro. De hecho, sus hijos formaban junto  con Pedro el triunvirato íntimo de Jesús (Marcos 5: 37; 9: 2; 14: 33. Lucas 5: 8-11).

Jesús le había prometido en el capítulo anterior, y en respuesta a la experiencia con el joven rico, que Él los recompensaría al final de los tiempos:

27 —¡Mira, nosotros lo hemos dejado todo por seguirte! —le reclamó Pedro—. ¿Y qué ganamos con eso?

28 —Les aseguro —respondió Jesús— que en la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel (Mateo 19: 27-28). 

Fijese que la promesa habia sido hecha por Jesús, pero Salomé aspiraba más para sus crias.

DESARROLLO

(a) La petición de Salomé en los relatos del Nuevo Testamento.

Según Mateo, esta petición ocurre después del tercer anuncio de Jesús sobre su entrega, humillación y muerte en Jerusalén:

Mientras subía Jesús rumbo a Jerusalén, tomó aparte a los doce discípulos y les dijo: 18 «Ahora vamos rumbo a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley. Ellos lo condenarán a muerte 19 y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen. Pero al tercer día resucitará».(Mateo 20: 17-19) .

Es importante mencionar que aunque Marcos (10: 32-34) parece ser la fuente primaria del evento,  no menciona la intervención de Salomé, y Lucas solo menciona que hubo una contienda, que produjo una respuesta de Jesús, sin mencionar los detalles de la misma (Lucas 22: 24-27) .  El biblista Raymond E. Brown (2002), entiende que Mateo, redactó dicho texto, para no culpar a los discípulos de tan vergonzosa petición [1]. Sin embargo, el también biblista, Xabier Pikaza entiende que esta redacción de Mateo, esta relacionada a ciertas disputas tempranas dentro de la Iglesia de Jerusalén sobre jerarquía y poder [2].

(b) ¿Quién era Salomé?

La madre de Jacobo y Juan, que según algunos evangelios apocrifos [3], formaba parte de los discípulos de Jesús y se llamaba Salomé, era hermana de María de Nazaret, y por lo tanto. tía de Jesús.  Salomé pretende con su intervención anticipar una respuesta afirmativa de Jesús, para que posteriormente se sienta comprometido con lo dicho. Ahora su petición tiene como fundamento la promesa hecha por el mismo Jesús a los discípulos y que mencionamos anteriormente (Mateo 19: 28-29).

¿Cuál era la relación que tenía Salomé con Jesús?      Se puede inferir, como ya hemos mencionado, tanto por los relatos de los Evangelios, como la información que se deriva de los evangelios apócrifos, que Salomé, además del vínculo familiar, servía fervientemente a Jesús e inclusive le acompañó en su camino desde Galilea a Jerusalen junto con sus hijos (Mateo 27: 56; Lucas 23: 55). Su esposo Zebedeo parece ser un pescador de posición acomodada, porque tenía barca  propia y jornaleros.  Así que Salomé era del grupo de colaboradores, que sostenían el ministerio de Jesús con sus recursos y presencia (Lucas 8: 1-3). En el relato de la pasión encontramos a Salomé mirando de lejos la muerte de Jesús (Mateo 27: 55-56), y también aparece  entre las primeras testigos de la resurrección (Marcos 16: 1-8).

(c) El atrevimiento de Salomé: Prioridad para «mis hijos».

Así que podemos decir que la osadía de Salomé en esta narrativa es precedida por su compromiso con el Maestro.  Ella, consciente de la promesa hecha por Jesús a sus hijos, pretende buscar una recompensa mayor para ellos  en el «reino mesiánico», como ella lo imaginaba, y que se aproximaba.  La petición no molesta al Maestro (a los demás discípulos sí), sin embargo, ella no entendía que las promesas anunciadas por Jesús solo se hacían realidad a través de la «copa» de Su sacrificio en la cruz (Mateo 20: 22).  Por otro lado, Salomé y sus hijos tenían que entender que el primado solicitado no se podía adquirir por influencias humanas, porque era prerrogativa del Padre (Mateo 20:23).

Ahora bien, Salomé conocía de primera mano el profundo amor que sus hijos tenían por el Maestro.  Es por eso que frente a la pregunta de Jesús: “¿Pueden acaso beber de trago amargo de la copa que voy a beber?” (22b)  La contestación de los discípulos fue—»Sí, podemos» (verso 22c).  Ciertamente, Salomé no se había equivocado.

Jacobo, Juan y Salome

De hecho, ese profundo amor por Jesús, los llevaría al martirio (Hechos 12: 2); sin embargo, la idea judía e islámica de que el martirio es lo que da la más alta jerarquía en el mundo futuro, no es avalada por Jesús: “Ciertamente beberán de mi copa, pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo a mí, sino que es para quienes está preparado por mi Padre” (Mateo 20: 23).  No es el martirio, y muchos menos las influencias, lo que determina la «estratificación política» del Reino, sino la voluntad de Dios.

CONCLUSIÓN

No hay duda que Salomé, representa a todas las madres que aspiran a que sus hijos alcancen conocimientos, competencias y buenas actitudes para que sobresalgan en la vida. Aunque su ejemplo es digno de imitar, tenemos que reconocer que las premisas que sostiene su petición eran equivocadas.  No podemos aspirar a que nuestros hijos alcancen espacios y privilegios, que justamente no les corresponde, y mucho menos, si  esto no forma parte de la voluntad de Dios para ellos.  

Aun cuando la solicitud de Salomé de primado para sus hijos generó disgusto en los demás discípulos, su osadía sentó las bases para el discurso más importante de Jesús sobre la verdadera grandeza; «el que quiera ser primero entre vosotros, será vuestro esclavo,» (Mateo 20: 27). Sin embargo, su intención de amor, y sincera búsqueda del bienestar de sus hijos, la sitúa entre aquellas madres que,  interponiendo su propio prestigio y bienestar, luchan por promover a sus hijos a los más altos niveles de excelencia.  ¡Esas madres y mujeres son las que hacen la diferencia en nuestro mundo!

No fue casualidad que esta redacción de Mateo se divulgara entre los creyentes. Salomé es un ejemplo digno de mencionar de aquellas madres, que a pesar de que la sociedad las ubicaban en segundo plano, nos recuerdan a la institución de las gəḇīrā o mujeres de honor y autoridad de Israel [4].

El título de gəḇīrā (primera dama) lo recibe la madre de un hijo rey, y puede llamarse reina, grande o poderosa. Ese tí­tulo implicaba dignidad y poderes especiales, como lo muestra el caso de Betsabé, la madre de Salomón entre otras madres (1 Re 2 : 19-20; cf. ; 2 Re 11: 1; 15: 2). Por eso, el libro de los Reyes no menciona, con ciertas excepciones, a las esposas, sino a las madres de los reyes (1 Reyes 15: 1-8; 9-13; 2 Reyes 24: 15; 2 Crónicas 15: 16; Jeremías 29: 2).

Esta institución de la gəḇīrā se consigue por la maternidad, muy especialmente y sobre todo en cuanto se es madre de un varón que llega a ser importante. Frente al guerrero, que cree volverse persona (gibbor) conquistando o demostrando su poder en la guerra, emerge la mujer madre, que se realiza a sí­ misma y adquiere autoridad (se hace gəḇīrā) a través del hijo rey o de los hijos que ha engendrado; ellos la definen, ellos la defienden, ellos la convierten en Señora. Solo el rey Asa de Judá destituyó a una gəḇīrā (su abuela), por acciones abominables a YHVH (1 Reyes 15: 13).

Salomé representó a sus hijos frente a una noble petición de fe (podemos no estar de acuerdo) ante Jesús sostenida en su compromiso con la causa que había abrazado. Observen que no fue Zebedeo el que representa a sus hijos, sino la madre, indicando claramente de que «madera» estaba hecha.

Una Reina Madre hebrea

Salomé se sentía una gəḇīrā para hacer aquella petición por que era una verdadera seguidora de Jesús. Había dejado atrás una vida de bienestar para acompañar a sus hijos en su seguimiento a Jesús. ¿Cuánto hemos dejado atrás por seguir a Jesús? ¿Cuánto hemos sacrificado por Él? Salomé representa a tantas mujeres que han ligado su vida en compromiso con Jesús, y hoy por hoy están haciendo todo lo necesario para seguirle, sirviéndole en el camino. Esas mujeres y madres son verdaderas gəḇīrā.

Para todas esas dedicadas madre como Salomé, vayan mis felicitaciones en este día de afirmación de la maternidad.  Muchas bendiciones.

Notas:

[1] Raymond E. Brown, Introducción al Nuevo Testamento, Tomo I: Cuestiones preliminares, evangelio y obras conexas. Traductor Antonio Piñero. (Madrid: Editorial Trotta, 2002): 276

[2] Xabier Pikaza Ibarrondo. Evangelio de Mateo: de Jesús a la Iglesia. (Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino, 2017. eLibro.): 880.

[3] En los libros apócrifos, Evangelio de Tomás, Evangelio secreto de Marcos, en el Evangelio de los egipcios, Evangelio de Bartolomé y el Protoevangelio de Santiago, se habla de Salomé y se les asignan características de discípulo y líder de la Iglesia emergente.

[4] Moisés Chávez, La Ishah. (Florida: Editorial Caribe, 1976): 149-154. Una interesante explicación del surgimiento de la institución de la gəḇīrā en el reino de Judá. Es posible que esta institución de la Reina Madre sea un antecedente de las funciones de poder de la mujer en las monarquías posteriores (Vea también, Susan Ackerman, «The Queen Mothers and the Cult in Ancient Israel». Journal of Biblical Literature112 (3): 385–401.

Bibliografía

Brown, Raymond E.  Introducción al Nuevo Testamento, Tomo I: Cuestiones preliminares, evangelio y obras conexas. Traductor Antonio Piñero. Madrid: Editorial Trotta, 2002.

Chávez, Moisés. La Ishah, la mujer en el pensamiento hebreo. Florida: Editorial Caribe, 1976.

Pikaza Ibarrondo, Xabier. Evangelio de Mateo: de Jesús a la iglesia. Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino, 2017. eLibro.

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