Por Samuel Caraballo-López
INTRODUCCIÓN
«… la liberación es un parto. Es un parto doloroso. El hombre que nace de él es un hombre nuevo, hombre que solo es viable en y por la superación de la contradicción opresores-oprimidos que, en última instancia, es la liberación de todos». Paulo Freire
El texto para el 10 de octubre de 2021, vigésimo primer (21) domingo de Pentecostés, lo encontramos en el evangelio de Marcos 10: 17-31. Esta perícopa es de vital importancia para entender el significado e implicaciones del discípulado, desde la perspectiva de la proclamación de Jesús sobre el evangelio del reino de Dios.
No hay duda que todo proceso de liberación, sea en lo personal o colectivo es un parto doloroso. Ese sentir, aunque temporal, es producto del rompimiento del “cinturón protector” del “statu quo”. El concepto “cinturón protector” lo tomo prestado del científico y filósofo, el húngaro Imre Lakatos, y que fue utilizado para referirse a lo que preserva intacta una teoría y evita su cambio.
Un buen ejemplo que explica este concepto de “cinturón protector” es la inercia. La Primera ley de Newton o ley de inercia postula que todo cuerpo tiende a mantenerse en su estado original, sea de movimiento o reposo, a menos que una fuerza externa, no equilibrada, actúe sobre este, y lo haga cambiar su dirección o magnitud. El “cinturón protector” es aquello que hace que las cosas se mantengan como están, es decir nada cambiará a menos que desafiemos aquello que lo evita.
El temor al dolor y sufrimiento pueden convertirse en un arma de dominio para evitar que el “cinturón protector” sea desafiado. –“Si cambiar significa perder privilegios, sufrir o morir, prefiero no hacerlo”– expresan muchas personas.
Cambiar siempre requerirá esfuerzos e inversión de energía, que podrían traer cierto malestar, resistencia e incomodidad. Cambiar significa tener que superar viejos hábitos, que se han convertido en parte de ese “cinturón protector”. La realidad es que ese “cinturón protector” puede ser físico-estructural, espiritual, psicológico, político, legal, económico, o una combinación de todos.
DESARROLLO
(a) Un visitante no esperado (Marcos 10: 17)
El texto de este domingo, que lo encontramos en Marcos 10: 17-31, nos relata detalles de vital importancia para comprender lo dicho anteriormente. Cuando Jesús se pone en camino hacia Jerusalén, se suscita un evento que Marcos entiende que debe narrarse. Cuando en el Evangelio de Marcos se menciona el término “camino” siempre se relaciona con el discipulado. Es por esto que este relato está conectado al discipulado cristiano y sus implicaciones.
Al ponerse Jesús nuevamente en camino a Jerusalén, llega corriendo un misterioso y anónimo individuo, y se arrodilló ante El, y le dice:
“Maestro bueno, ¿Qué he de hacer para heredar la vida eterna?” (Verso 17)
El arrodillarse tiene al menos dos (2) significados en el contexto judío: mostrar respeto o expresar conversión, Este gesto de aquel personaje que no sabemos su procedencia e intención va acompañado del apelativo «maestro bueno». Este tipo de cumplido en tiempo de Jesús genera cierto recelo, y puede ser interpretado como una agresión, porque colocaba al receptor en una situación de superioridad ante sus pares, y sin que esta sea la intención, se pueden suscitar envidia y otras complicaciones.
(b) Solo YHVH es absolutamente bueno (Mateo 10: 18)
La reacción de Jesús tiene como intención distanciarse y neutralizar el efecto del cumplido. Aunque la expresión podría ser sincera, la expresión de Jesús nos alerta de que el diálogo no ha tenidio un buen comienzo:
¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno, sino uno solo: Dios. (Verso 18)
Aunque para un judío la afirmación de la bondad de Dios es algo absoluto, hay posiblemente una técnica sutil que utiliza Marcos para hablar de la divinidad de Jesús. Este hombre, que asumimos al leer la totalidad de la perícopa que era judío, solo podía considerar como bueno a Dios. Al llamar Maestro bueno a Jesús está reconociendo su divinidad, e inclusive, hay implícita una profesión de su fe.
¿Qué movia a este hombre a llegar ante Jesús y expresar este gesto de reverencia y de reconocimiento a Jesús? La expresión griega «zoen aiónion«, es un término inédito en el evangelio de Marcos que significa vida eterna. La vida eterna en el judaísmo helenista era un don prometido a los judíos justos en el momento de la resurrección [1]. Es claro que la demanda de este desconocido estaba relacionada con esta promesa.
Jesús le recita la segunda tabla de los mandamientos, es decir todo lo relacionado a la interacción entre humanos propia del judaísmo helenista:– No mates, no adulteres, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a la madre (verso 19)–.
(c) Jesús ante un «dechado» de virtudes (Marcos 10: 20-21a)
Para sorpresa de todos, el recién llegado era un “dechado” de virtudes, ya que declaró que había cumplido con todos los mandamientos desde su juventud. ¿Mentía? ¿Estaba intentando engañar a Jesús o se engañaba a sí mismo? ¿O realmente decía la verdad? Jesús no cuestiona su reclamo, lo que podría significar que Jesús acepta como bueno lo que él dice.
De hecho Pablo, antes de su conversión, se consideraba “irreprensible” bajo la justicia de la ley, aun cuando consintió en la muerte de Esteban, un judío del Camino (Hechos 7: 54-58; Filipenses 3: 6).
Jesús, ciertamente hace una pausa (me fascina este estilo de Marcos), y “fijándole su mirada, sintió amor por él, y le dijo: “Una cosa te falta» (Mc. 10: 21). El hombre ciertamente era sincero en contraste con los fariseos que manifestaban hipocrecía en su vida de piedad. Es interesante que Jesus al ver su sinceridad y conciencia de lo que significaba la ley con relación a la justicia hacía el prójimo, entiende que esta maduro y listo para formar parte de sus discípulos. Así que expresa su afecto de bienvenida a su equipo. Para muchos biblistas la expresión «agapao» significa expresiones de cariño y afecto concretas (besos y abrazos).
(d) El «dechado» se desinfla (Marcos 10: 21b-22)
Aquel hombre practicaba aquellas relaciones intrahumanas esenciales que conectaban su vida con el reino de Dios, en contraste con sus propios discípulos que se les habia embotado el entendimiento. Es tal el entusiasmo de Jesús con este personaje que le hace un llamado directo a dejarlo todo y seguirle:
“Ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás riquezas en los cielos y ven y sígueme” (Marcos 10: 21).
Este llamado de Jesús, diferente a los hechos con anterioridad en el evangelio de Marcos, consta de tres momentos: a) Jesús le informa de su propia percepción: te falta una cosa; b) le ordena que realice algunas conductas preparatorias: ve (imperativo), vende los bienes, dalo a los pobres, y c) le muestra la conclusión: luego, ven y sígueme [2]. Lo que Jesús le pide sobre el desprendimiento le fue igualmente pedido a todos los doce discípulos, y que no es ajeno de la piedad judía helenista de la época.
El «Testamento de Job» [3], texto, para nosotros apócrifo, del judaísmo helenista ya mostraba la práctica del desprendimiento radical de los bienes como preámbulo a una vida distinta. En el mundo helenista se tenía el ejemplo de Diógenes de Sinope y Crates de Tebas que se desprendieron de sus bienes como forma de terminar con una vida sin sentido y comenzar una vida feliz sin las ataduras de las riquezas, las propiedades y las costumbres sociales.
La respuesta de aquel hombre «intachable» sorprende a Jesús, y por cierto a los lectores. Las caracteristicas que mostraba esta persona lo hacían idóneo para seguir como discípulo a Jesús, y dado que su anhelo sincero era heredar la vida eterna, se anticipaba un cambio radical en él. Sin embargo, el narrador nos explica el final del encuentro de una manera impecable:
El hombre entristecido, por estas palabras, se marchó apenado, porque era de los que tienen muchas posesiones (Marcos 10: 22).
Hay una pregunta obligada para cada creyentes; ¿Qué podemos hacer con una persona que reclama de manera persuasiva ser justo? A mí me parece que este es un buen momento para entender la realidad de la depravación universal, que nos priva de la conciencia de nuestra propia pecaminosidad ante Dios. ¿Qué le faltaba a esta persona? El poder del Espíritu Santo que le revelará que su concepción cultural de la justicia le había bloqueado su entendimiento de lo que realmente era la justicia de Dios. El judaísmo había creado una cultura que asociaba la abundancia de bienes con el favor divino (Job 42: 10-17; Proverbios 15: 6).
(e) Del dicho al hecho hay un largo trecho (Marcos 10: 23-31)
Jesús, rompe con toda la tradición judía de que las riquezas, el honor y el estatus, eran señal del favor de Dios (Lucas 12: 15).
“¿Cuán difícil es entrar en el Reino de los cielos para los que tienen riquezas? Es más fácil pasar un camello por un ojo de aguja, que entrar un rico en el reino de Dios (verso 23 y 25).”
La confusión se apodera de los discípulos, que pertenecían a la clase más baja, y su perspectiva había sido formada por aquella cultura religiosa judía que había creado un “cinturón protector” que evitaba que se cuestionase la creencia de que unos pocos, los que tenían honor y bienestar material, gozaban del favor divino y la felicidad. El verdadero problema era que vivían en una cultura que equiparaba la felicidad con el tener abundancia de cosas, cuando la felicidad es precisamente lo contrario, la ausencia de los apegos y no someterse al control de personas o cosas.
APLICACIÓN
Volvamos a la pregunta que inició este diálogo, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna? Su pregunta requiere una respuesta más profunda. Para heredar tienes que pertenecer a la familia. Para ser parte de la familia divina era necesario dejar todo lo que alejaba de dicha familia, y seguir a Jesús, como dice Pedro, que ellos habían hecho.
Pedro comenzó a decirle: He aquí nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús le dijo: De cierto os digo: No hay quien haya dejado casa, hermanos o hermanas, madre o padre, o hijos, o alquerias por causa de mi y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y alquerías (con persecuciones); y en el siglo, venidero, la vida eterna (Marcos 10: 28-30)
Al hacer esto, los discípulos son colocados en una nueva familia. Esta es la familia de Dios, que en realidad es increíblemente rica en el presente, pero una familia marcada por la persecución y el sufrimiento (versos 29 y 30). También esta decisión de los discipulos le anticipa el futuro prometido, caracterizado por una plenitud de vida en que ser los primeros o los últimos es irrelevante.
Ahora bien, esta nueva familia es el producto de un pacto, y es importante entender en que consiste un pacto dentro de la visión del judaísmo. Al concertar un pacto se acostumbraba sacrificar una víctima (Gen 15:10; Jer 34:18,19). El que hacía un pacto lo concertaba a costa de una vida. Jesús es “el Mediador de un nuevo pacto” (Heb. 9: 15), y a su vez, la víctima cuya muerte tenía que ocurrir para validar dicho pacto.
Hebreos 9: 16, la Biblia Textual lo traduce de la siguiente manera:
“Porque donde hay un pacto, es necesario constatar la muerte de lo pactado, pues un pacto es válido sobre víctimas muertas, y nunca tiene vigencia mientras vive lo pactado (Hebreos 9: 16-17).
Cristo se ofreció a sí mismo como sacrificio para validar el pacto hecho, que nos trae justificación de nuestros pecados, y anticipación de la liberación prometida. Bien lo expresó Juan el bautista: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29)
El doloroso sacrificio de Jesucristo, su posterior resurrección victoriosa es anuncio profético y de liberación anticipada para una humanidad atada por el pecado. Ya la semilla de la liberación ha sido sembrada, y aquellos que por la fe han acogido esa gracia son el «anuncio» de una nueva humanidad que crece y se dirige ha su plena realización con la inminente venida de Cristo.
¡Damos gracias a Jesucristo, el maestro bueno, que en El todas las cosas son posibles! Muchas bendiciones.
Notas:
[1] Carlos Alberto Blanco Pérez, «Resurrección, Apocalíptica, Historia. Emergencia y desarrollo de la idea de la resurrección en el Judaísmo del II templo.» Tesis doctoral de la facultad de teología de la Universidad de Navarra, Pamplona, (2010): 160-167
[2] Mercedes Navarro Puerto, Marcos. Estella (Navarra), Spain: Editorial Verbo Divino, (2012). Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/utcpr/53702?page=360.
[3] El «Testamento de Job» es un libro apócrifo compuesto entre el II a.C. y el II d.C. Este texto, al igual que la versión eslava, cuenta la historia del héroe del AT de una manera distinta a la bíblica. Fue un texto muy popular entre los monjes de la primitiva iglesia copta. Job aparece como rey de Egipto y la historia se concentra en los últimos días de éste, cuando reúne a sus hijos e hijas para contarles su vida. Job había sido uno de los reyes más ricos de oriente y había adorado a los ídolos. Luego de una visión de un ángel, aprende que sus ritos son falsos y decide destruir a los ídolos de su templo. El ángel le dice todo lo que le sucederá: perderá sus posiciones, su salud, su descendencia, su estatus. Sin embargo nada de esto afectará la voluntad de hierro de Job quien se ha convertido al Dios verdadero.
Bibliografía
Navarro Puerto, Mercedes. Marcos. Estella (Navarra), España: Editorial Verbo Divino, 2012. https://elibro.net/es/ereader/utcpr/53702
Ottoni-Wilholm, Dawn. Preaching the Gospel of Mark. Proclaiming the Power of God. Louisville-London: Westminster John Knox Press, 2008.
Pikaza, Xabier. Comentario al evangelio de Marcos. Barcelona, España: Editorial Clie, 2012.
Stein, Robert H. Mark. Grand Rapids, Michigan: Baker Academic, 2008. Ebook edition.
SIN MIEDO A PENSAR 