¿Es Jesús el único camino de salvación?

Qué es la Economía de la Salvación?

Por Samuel Caraballo-López

Dijo entonces Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino? —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí (Juan 14: 5-6).

INTRODUCCIÓN

El texto del 7 de mayo de 2023, quinto domingo después de resurrección lo encontramos en evangelio según Juan 14: 1-14. Este discurso comienza en Juan 13:36 y concluye en Juan 14: 31. De este pasaje surge la pregunta que titula este escrito y que ha sido motivo de frecuentes debates, en algunas ocasiones violentos.

Antes de iniciar una interpretación del pasaje de este domingo, me parece importante definir el termino salvación que incluimos en el titulo de este escrito. El concepto «salvación» [sōtēria (gr.)] lo podemos definir utilizando las palabras del insigne teólogo pentecostal latinoamericano, Dr. Darío López Rodríguez, y cito:

“La Salvación, desde un perspectiva bíblica, se relaciona con la acción de Dios en la historia para liberar al ser humano y a toda la realidad creada de los efectos nocivos y distorsionadores del pecado personal, social y estructural.” [1]

Para el Dr. López la salvación para el ser humano, como primicia de la creación, tiene al menos tres (3) fases complementarias e interdependientes, a mencionar:

Primero, fuimos libres por medio del sacrificio de Jesús de la culpa del pecado y del juicio que este conllevaba, Además, por medio de la fe en Jesucristo recibimos el perdón completo y gratuito, junto con la reconciliación, y nuestra adopción como hijos por medio de la recepción del don del Espíritu Santo.

Segundo, a partir de esta primera fase se inicia una progresiva liberación de las fuerzas del mal, que comienza con nuestra transformación por el Espíritu Santo, y que nos conduce hacia la formación de la misma imagen de Dios en nosotros (santificación).

Tercero, esperamos nuestra total liberación del pecado en todas sus dimensiones, y que aún queda en nuestra naturaleza caída y en nuestro ambiente social. Esto ocurrirá en el día glorioso de la Venida de Cristo, donde los muertos en Cristo serán resucitados y los que estén vivos serán transformados.  Dios establecerá un cielo nuevo y una tierra nueva donde podamos vivir con nuestra nueva corporalidad y en justicia plena.

DESARROLLO

El Evangelio de Juan, según el biblista Raymond E. Brown (que desde mi perspectiva es el erudito más destacado de este evangelio),  tuvo un proceso de compilación de varias décadas durante el  siglo I, y su redacción final fue hecha cerca de los años 90 d. C.   Para algunos detractores de este Evangelio, el libro se redactó dentro de una comunidad cerrada o secta cristiana (parecida a la comunidad de Qumrán), que  desarrollo un lenguaje estereotipado sobre Jesús, que solo era entendido por ellos mismos, teoría que Raymond Brown rechaza.

De hecho, para la época en que se escribió el evangelio, los cristianos joánicos, en su mayoría de origen judío, habían sido expulsados de las sinagogas judías debido a su declaración de fe en Jesús.  La expulsión  y posterior persecución de los judeocristianos sucedió alrededor del año 85 d. C,  en que los Judíos de Jamnia, que eran predominantemente fariseos,  reformularon sus creencias y prohibieron a los seguidores de Jesús promover su causa [2]. Esta expulsión fue la que en realidad marcó el “ethos” de esta nueva comunidad cristiana de Juan.

Una característica del Evangelio de Juan es su alta cristología que contrasta con otras visiones cristianas de su época, lo que generó divisiones internas en la emergente iglesia de finales de la primera centuria.  Estas diferencias provocan posteriormente cierta fragmentación en la comunidad de Juan como atestiguan las Cartas (1 Juan 4; 1-6;  2 Juan, 7-11; 3 Juan 9-10). El Concilio de Constantinopla del 381 d. C y luego el de Calcedonia del 451 d. C, recogen esta cristología juanina y la incorporan como parte de la ortodoxia de la iglesia cristiana.

Es en este contexto que se escribe el Evangelio de Juan y las Cartas, el  cual no podemos ignorar al estudiar sus páginas, y muy especialmente el texto que nos incumbe en esta semana.

(a) Concepto de salvación y vida eterna en el evangelio de Juan

En el evangelio según Juan, el propósito de la misión de Dios era conducir a las personas a una experiencia concreta con la vida futura que se hace presente en la encarnación de Jesús y en sus Palabras. Estas son vida (Juan 6: 63) porque vienen del Padre, el cual le ha ordenado lo que tiene que decir, y cuyo mandamiento de Dios es vida eterna ( Juan 12:49-50). Tanto Jesús como sus Palabras son la vida abundante y plena (Juan 10:10).

Es el Verbo de Dios, que descendió del cielo, el que da la vida al mundo (Juan 6:33), y satisface el hambre y la sed espiritual en el ser humano. Esta vida no consiste en despertar poderes innatos que ya están en el ser humano como pensaban los gnósticos, sino que es la comunicación de una nueva vida, mediada por Cristo; para aquellos que creen en Él y «comen su carne y beben su sangre» (Juan 6:35).

Ahora bien, esa vida que reside en Jesús es la vida eterna del Siglo Venidero, y que se hace disponible en este viejo eón. Aquél que participe de la vida en Jesús vivirá para siempre (Juan 6:51) y nunca perecerá (Juan 10: 28)

En resumen, en el evangelio de Juan la salvación o vida eterna es un don exclusivo de Dios que proviene por mediación de Jesús y su palabra.

(b) Aclaración Teológica

Es importante hacer la siguiente aclaración para evitar confusión alguna sobre la visión de Dios en el evangelio de Juan. Aunque Dios es revelado por Jesús (Juan 14: 9), Él no está confinado en Jesús (Juan 14:28).  Lo contrario también es cierto, aunque Dios es el Padre de Jesús y uno con Él, no limita el ser y actuar de Jesús (Juan 14:14).  Ese es el gran misterio de Dios, que los Padres Capadocios en el siglo IV, intentan articular en su visión de la doctrina de la trinidad [3].

Los Padres Capadocios (Basilio el Grande, Gregorio de Niza y Gregorio Nacianceno)

(c) Jesús el Camino a Dios, la Verdad que liberta, y la Vida, que es eterna y abundante

El texto central de la perícopa bajo nuestra consideración es Juan 14: 6, una enseñanza muy debatida, e inclusive la hemos utilizado de forma apologética para probar nuestra superioridad como cristianos sobre otras religiones y creencias, en algunas ocasiones, olvidando el amor.  Esta  declaración que Jesús hace de sí mismo no puede igualarse  al cristianismo como religión.  Jesús declara, en respuesta a Tomás, uno de sus discípulos, que él es el Camino, la verdad y la vida, y esto no se refería a la comunidad de Juan como grupo cristiano, sino a Jesús como Hijo de Dios.

Aunque en el Nuevo Testamento se presenta la iglesia cristiana como cuerpo de Cristo, se hace la aclaración que Jesús es la Cabeza.  Es decir no hay una declaración en las Sagradas Escrituras donde se iguale a la iglesia con Cristo.  Jesús, se atribuye a sí mismo ser la «puerta», «el pan de vida», «el agua que brota para vida eterna», «la resurrección y la vida», «la luz del mundo», y otras verdades más; pero esas verdades no se pueden atribuir al cristianismo como religión y mucho menos a la iglesia como institución, como se pretendía durante la Edad Media.

CONCLUSIÓN

Jesús es la culminación de todas las religiones del mundo. El Evangelio de Juan demuestra que las grandes religiones humanas, aunque en ellas puede haber semillas de «revelación» divina,  se quedaban cortas en abrir las puertas del reino de los cielos a los seres humanos, y que es la Gracia de Dios que siempre nos lleva a Jesús, que nos da acceso real y genuino a una verdadera relación con el Todopoderoso. 

Jesús entonces es introducido en la historia de la humanidad por medio de la encarnación para ser El la vida y a su vez portavoz de la vida eterna y la resurrección para los seres humanos que por la fe se unen a El, en quien Dios reconcilió consigo mismo todas las cosas (Cf. 2 Cor.  5, 18-19). Dicho en español, Jesús es el camino expedito hacia el Dios Trino y al cumplimiento de sus promesas.  ¡Muchas bendiciones!

Notas:

[1] Darío López Rodríguez, «La salvación», en Teología pentecostal Latinoamericana. Una perspectiva wesleyana de verdades reveladas, ed. Wilfredo Estrada Adorno. (Garner, Carolina del Norte: Editorial UNILIMI, 2021): 133

[2] Catherine González y Justo González, El culto en la Iglesia antigua. (Texas: Editorial Mundo Hispano, 2021): 50

[3] Justo L. González, Historia del pensamiento cristiano, Tomo I. (Nashville, TN: Editorial Caribe, 2002): 289-310

Bibliografía:

Brown, Raymond E. Evangelio según San Juan (XIII-XXI). Traducción J. Valiente Malla. Madrid: Ediciones Cristiandad, S. A., 1999.

Estrada Adorno, Wilfredo, ed.. Teología pentecostal Latinoamericana. Una perspectiva wesleyan de verdades reveladas. Garner, Carolina del Norte: Editorial UNILIMI, 2021

Ladd, George E. Teología del Nuevo Testamento. Traducción por José María Blanch y Dorcas González Bataller. Barcelona: Editorial CLIE, 2002.

Ramsey, Michaels, J.  The Gospel of John. Grand Rapids, Michigan: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 2010.

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