ORAR : más allá de la rutina

oración4
Por Samuel Caraballo-López

«El hombre no ora para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo.» Agustín de Hipona

INTRODUCCIÓN

¿Qué es orar? Me gustaría inspirarte amigo lector a iniciar la práctica de la oración como estrategia para tu crecimiento personal. La oración tiene múltiples significados y amplios beneficios que me gustaría compartir contigo. Dada la limitación de este espacio, permíteme compartir  al menos cuatro (4) de estos significados y algunos beneficios que ha traído esta disciplina espiritual a mi vida.

(a) Beneficios de la oración

Primero, la oración es una herramienta para entendernos a nosotros mismos y entender la realidad en la que estamos inmersos, desde la perspectiva del Dios a quien oramos.

El mejor ejemplo de esto se encuentra en el evento del llamado del Profeta Isaías (Isaías 6: 1-8). Es durante su comunicación con Dios que el descubre su “impureza de labios” y la «contaminación» espiritual a la que había estado sometido, al involucrarse en las prácticas de su sociedad (Isaías 6:5). Su deteriorada condición, que había estado oculta a él mismo por mucho tiempo, ahora es develada ante sus ojos.  Es el encuentro con la magnificencia de Dios que lo hace percatarse y sentir vergüenza.  Frente a su condición de contrición, Dios provee un carbón encendido para limpiar al  profeta «delincuente» de sus debilidades (Isaías 6: 6-7).

Isaias
El carbón encendido que purifica

Segundo, la oración es un instrumento para entender la naturaleza y carácter de Dios, de tal forma que deseemos invitarlo a nuestra vida.

La oración de despedida de Jesús en el Evangelio de Juan, presenta un nuevo entendimiento de la naturaleza de Dios, de su carácter y relación con la humanidad, que nos provoca a invitarlo a hacerse parte de nuestra vida:

 Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: 23 yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.

 »Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo (Juan 17: 22-24 NVI).

Tercero, la oración es una forma de solicitar al Dios a quien servimos que intervenga en nuestros asuntos domésticos, y aún más allá de lo que somos o entendemos, de tal forma que nuestra condición actual y la de nuestro entorno se transforme (Jeremías 33: 1-3).

Es una forma de pedir a Dios que haga presente los signos de su reino en nuestros asuntos diarios (Lucas 4: 16-21). La oración, como las palabras usualmente demuestran, es el vehículo donde la sabiduría encuentra un lugar especial para transportarse. Hay una relación directa entre la vida de oración y la sabiduría.

Cuarto, podemos decir que la oración es un medio que Dios utiliza para capacitarnos  para el cumplimiento de sus propósitos y su voluntad, tanto en el mundo, en la Iglesia, como en nuestra vida personal.

(b) ¿Cuán necesaria es la oración?

La oración como otras disciplinas espirituales requiere aprendizaje. Ahora bien, hay un principio clave, para aprender a orar hay que comenzar a orar. Se aprende a orar a medida que se ora. Es por eso que los discípulos de Jesús, le hacen esta petición al maestro, y este responde con una oración. La oración modelo del Padre Nuestro, encierra todas las dimensiones necesarias para orar efectivamente y que ya hemos mencionado (Lucas 11:1-4).

En la oración nos presentamos ante Dios, por medio de Jesucristo — no como quién debemos ser, ni quién deseo ser, sino tal como somos. Este aspecto es de vital importancia en una vida de oración significativa. Agustín de Hipona, solía postular que cuando oramos, nuestras oraciones de sí tienen voz propia, completamente aparte de nuestra propia voz. El apóstol Pablo en Romanos 8:26, hace la distinción entre la voz del corazón y mi propia voz:

Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios (Romanos 8: 26-27 NIV).

Hay que añadir que cuando oramos se emiten muchas voces: mi propia voz, la voz de la mente, la voz que brota del corazón, la voz del Espíritu, junto a voces de las cuales no estamos conscientes, y que pueden provenir de heridas y daños recibidos con anterioridad, o de nuestra propia oscuridad interior. En todas esas palabras que expresamos en la oración, las audibles y no audibles, se encierran nuestra realidad, nuestras ambiciones, ambigüedades, dudas,  incongruencias, insanidades, nuestros dolores, culpas, resentimientos, etc. Ahora bien, Dios escucha la voz del Espíritu que con “gemidos” que no pueden expresarse con palabras, intercede por nosotros.

CONCLUSIONES

Es importante entender la oración, más que escaparnos del mundo, es una entrada a este. Por medio de la oración nos concienciamos de la realidad de nuestro mundo y de nosotros mismos. La oración abre una puerta a las «imágenes inconscientes», que no sabemos que poseemos en nuestra interioridad. Es por eso que la oración nos hace mucho más conscientes de nuestra realidad personal, colectiva y de la realidad en que vivimos. La oración, es una herramienta para evaluar y cambiar nuestro ser. Dada la honestidad del que ora, esta nos ayuda a quizás hablar con la mayor sinceridad sobre lo que pensamos, somos, hacemos y sentimos.

Finalmente, la oración es el medio que Dios nos ha dado para comunicarnos directamente con Él por medio de Jesucristo.

Es por eso que la oración es el vehículo más idóneo para re-enfocar y dirigir nuestra vida hacia la misión de Dios. Cuando en ocasiones la melancolía, el desánimo y la tibieza espiritual nos quiera desviar de la ruta  de nuestra misión, súbete en el vehículo de la oración, y pídale a Dios que te muestre nuevos parajes en medio del camino (1 Reyes 19: 13-16). Esta petición provocará que Dios nos mueva hacia adelante, y este movimiento nos permitirá entrar en nuevos escenarios donde continuemos cumpliendo la misión de Dios para nuestras vidas.  Ciertamente, vale la pena orar.  !Recibe mis bendiciones!

4 respuestas a «ORAR : más allá de la rutina»

  1. No podemos vivir sin la oración. Imposible no hablar con el amado. Al orar, abrimos con sinceridad el corazón al Señor y Dios tal como usted indica Profesor; «nos mueve hacia adelante conforme a Sus planes». Orar no es torcerse el brazo a Dios. Es confiar que sus planes para mi son de bien, aún en medio de la crisis. Amén 🙌

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