Por Samuel Caraballo López
Introducción
El texto del 26 de noviembre de 2023, último domingo de Pentecostés, lo encontramos en el evangelio de Mateo 25: 31-46. El evangelista nos invita a reflexionar sobre nuestro actuar presente, utilizando una escena imaginaria del juicio final. En esta escena construida por el evangelista Mateo, se encuentra el núcleo de la ética de Jesús.
De hecho, es un pasaje que solo el evangelista Mateo relata. Esta escena imaginaria del juicio final no es una revelación en sí (compare con Mateo 19: 28, y Lucas 22: 30), sino una instrucción dramatizada sobre lo que el creyente tiene que hacer frente al juicio inminente que le espera, y el valor central de la persona y ética de Jesús como criterio para el enjuiciamiento de toda conducta humana.
Dado que este relato se encuentra en la última parte del discurso escatológico de Jesús, que comienza en el capítulo 24: 1 hasta 25: 46, y es precedido por dos parábolas, las diez vírgenes (Mateo 25: 1-13) y la parábola de los talentos (Mateo 25: 14-30), dicha construcción teológica parece más cercana a una parábola que a la ilustración de una «doctrina» escatológica.
Las parábolas tienden a ser disruptivas, ya que nos confronta con una realidad que no necesariamente es agradable y queramos considerar. El uso de la parábola es útil cuando la enseñanza que se desea compartir es difícil de oír, comprender y aceptar por los oyentes. Una parábola es como una bomba de tiempo…tú la escuchas—tic tac–te maravillas de ellas y sigues tu camino—tic tac–el próximo día piensa en ella—tic tac–de repente la verdad que Jesús te propone explota en tu mente… BOOM… e implosiona tu vieja visión.
LA ESCENA DEL JUICIO FINAL
La escena de esta perícopa describe una visión del juicio final en la que están reunidas todas las naciones, pero dicho juicio no es al colectivo, sino a los participantes en lo personal. En este juicio están reunidos todos los seres humanos, y se presentan las normas para juzgar su conducta diaria con relación al indigente. ¿Cómo debo actuar como creyente en Jesucristo frente a la necesidad o injusticia?
En el relato se presenta una escena del Hijo del Hombre que, viniendo en gloria acompañado con sus santos ángeles, se sienta en su trono a juzgar. A Jesús se le da el título de Rey, lo que implica la concepción que tiene Mateo de quién es Jesús, además de afirmar su autoridad para juzgar.
En esta analogía entre lo imaginario y la realidad que vive la Iglesia de Mateo, se toman las categorías de la visión rabínica judía que divide a los seres humanos en el día del juicio. En esta concepción se dividen los seres humanos entre ovejas y cabras, los primeros a la derecha y los segundos a la izquierda (verso 32).
¿En qué se basa esta separación en el relato? Solo en dos (2) criterios: en lo que hicieron o no hicieron en el trato con las personas marginadas e indigentes. Estos dos únicos criterios nos demuestra que estamos ante una construcción teológica de Mateo, cuya intención es responder a una situación específica de su contexto. Sin duda los juzgados, los de la izquierda y la derecha, no tenían, previo al juicio, una idea del criterio de evaluación que utilizaría el Rey en dicho juicio (vea versos 37 y 44).
Las obras de caridad que se mencionan en este juicio son las mismas que mencionan la ley y los profetas, con ciertas especificidades. Estas seis (6) clases de obras de caridad son mencionadas en la Biblia hebrea:
Job 31, 16 -21–Se menciona el dar de comer a hambriento, la atención de los pobres (viudas y huérfanos), albergar a los sin techo, vestir al desnudo, no abusar del inocente.
Ezequiel 18: 7, 16–No explotar a nadie al deudor se le devuelve la prenda. No cometer robo.
Isaías 58: 6-7—Desatar ligadura de maldad. Soltar las cargas de opresión. Y dejar libre a los quebrantados y que rompáis todo yugo. Compartir el pan con el hambriento. Albergar a los pobres en casa. Cubrir al desnudo. no te escondas de tu hermano.
Deuteronomio 24: 17–No torcer el derecho del extranjero ni del huérfano. No tomarás en prenda la ropa de la viuda. No olvides que fuiste también esclavo. dar su pan al hambriento. Cubrir con su vestido al desnudo. No prestar con usura, ni cobrar intereses. juzgar imparcialmente.
LA NATURALEZA DEL JUICIO
Este juicio imaginario tiene como única norma o criterio el haber servido o no, a las necesidades del indigente y marginado (Deuteronomio 24:17). Observemos que no hay otro criterio de conducta moral. Se juzga a los de la izquierda y los de la derecha solo por su manifestación o no de misericordia hacia el indigente y marginado. Lo particular de este juicio es que Jesús se identifica tanto con aquel a quien se le presta un servicio de misericordia como con aquel a quien se le niega dicho servicio.
En Mateo 22: 34 -40, Jesús en respuesta a la pregunta del experto en la ley, le había declarado que el segundo mandamiento era semejante al primero, y que de estos pendían toda la ley y los profetas, es decir toda la revelación del AT. Por lo tanto, el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas (Deut. 6, 5), no se puede desligar del mandamiento de amar al prójimo como a ti mismo (Lev. 19: 18).
Para los fariseos la razón para hacer obras de caridad era la retribución; «Dios me bendice si lo hago y me castiga si no lo hago» (Salmo 41, 1; Job 31: 16-23). Para el fariseo el mandamiento de Amar a Dios está sobre todos los mandamientos (Deut. 6: 5), y jamás mandamiento alguno se le compara. Para Jesús ambos mandamientos son similares de estos pende la Ley y los Profetas. Uno sin el otro no puede funcionar.
CONCLUSIÓN
Jesús iguala en importancia el amor a Dios (Deut. 6:5) y el Amor al prójimo (Lev. 19: 18). Lo deberes hacia Dios, tienen igual peso que los deberes hacia el prójimo. No podemos hacer diferencias. El juicio del discípulo, en el contexto de esta parábola, será basado en la respuesta de amor hacia el prójimo, especialmente al indigente. El culto cristiano sin obras cotidianas de servicio por amor a Jesús es incompleto. Toda adoración y culto a Dios tiene alcanza su plenitud en el servicio amoroso al prójimo en necesidad. En lenguaje matemático, el culto a Dios es la mitad y el servicio al necesitado es la otra mitad que hacen el todo.
Cuando servimos al indigente lo debemos hacer reconociendo que lo que hacemos a Jesús lo hacemos–«A mí lo hicisteis». De igual modo cuando omitimos nuestro servicio al necesitado, a Jesús «No lo hicisteis» Jesús declara que el ser generoso y misericordioso con el indigente y marginado es una expresión del amor y veneración a Él; no hacerlo es un repudio a Jesús.
Ni las ovejas, ni los cabros jamás concibieron de que se encontraban con Jesús cuando somos o no misericordiosos con los necesitados y marginados. De hecho, el no ver como prioridad el servir en forma misericordiosa al indigente y marginado, hace que se nos considere malvados (Mateo 25: 41, 46).
El núcleo del fundamento ético de Jesús lo encontramos en este pasaje. Cuando damos un servicio a una persona en necesidad. dicho servicio lo estamos dando simultáneamente a Jesús. Cuando negamos los servicios necesarios lo estamos negando a Jesús. El criterio para juzgar nuestra conducta humana es la conciencia que tenemos de la centralidad de persona de Jesús en nuestras acciones.
Ahora Jesús traslada el servicio al necesitado fuera del ámbito religioso y lo pone en la visibilidad del actuar cotidiano del ser humano. El servir debe ser nuestro estilo de vida.
La Primera Carta de Juan 2: 9-11 y 3: 13 -18, nos afirma este principio:
Si alguno dijere: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso, porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. Y este mandamiento tenemos de parte de Él, el que ama a Dios, ame también a su hermano.
De hecho, la obra de servicio que realizamos por amor a Jesús, y en la presencia de de Jesús, se convierte en obra redentora tanto para el indigente y marginado como para el ser humano que actúa (verso 34). De la misma forma, cuando negamos el servicio al indigente y necesitado, lo privamos, no solo de la bendición de recibir, sino que negamos la obra redentora de Jesús (versos 41 y 46).
Mateo invita a su congregación y a nuestra congregación a una nueva forma de servir al indigente y marginado, y a toda la sociedad en general; no más como una obra religiosa o proselitista, sino como una acción de solidaridad con y para Jesús. Hay que poner siempre a Jesús en el lugar del necesitado: ¡A mí lo hicisteis! ¡A mí no lo hicisteis!
Muchas bendiciones.
ES PALABRA DE DIOS EN LA BIBLIA.
JESÚS: “AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE.” ÉSTE ES EL PRIMERO Y MÁS IMPORTANTE MANDAMIENTO.Y EL SEGUNDO ES SEMEJANTE AL PRIMERO: “AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO”. MATEO 22:37-39
Me gustaLe gusta a 1 persona