Tinieblas en mí … ¿cómo identificarlas y superarlas?

tinieblas 2

Por Samuel Caraballo-López

INTRODUCCIÓN

Los textos para el 23 de Julio de 2023, octavo domingo después de Pentecostés, lo encontramos en cuatro (4) inspiradores pasajes bíblicos a mencionar:  Salmo 86: 11-17; Salmo 139: 1-12; 23-24; Mateo 13: 24-30, 36-43; Romanos 8: 12-25.  Existe una enseñanza común y complementaria en estos cuatro (4) pasajes, que deseo compartir contigo. A continuación mi análisis de dichos pasajes bíblicos.

DESARROLLO

(A) Salmo 86: 11-17

El salmo 86 es una súplica individual que se le atribuye al Rey David. El verso 11 me llama la atención, ya que hay dos (2) peticiones que debemos considerar con premura porque pueden hacer una diferencia en nuestras vidas.

Enséñame, oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu nombre (Salmo 86: 11, LBLA).

La primera  solicitud es que Dios nos enseñe a vivir de acuerdo a sus  propósitos, que es andar en la verdad, y ésta va acompañada de una segunda petición para que el Señor nos unifique el corazón para que «tema tu nombre».  El salmista declara que para crecer en la sabiduría de Dios, el requisito previo es tener un “corazón unificado”, no fragmentado con otras intenciones y lealtades. Tener el corazón fragmentado es la razón principal por la que fracasan tantos ministerios que se iniciaron con intenciones genuinas.

El filosofo existencialista cristiano Soren Kierkegaard decía: ¨la pureza de corazón es querer una sola cosa¨. Esa única cosa fue lo que Jesús exaltó como la virtud de María de Betania en contraposición con su hermana Marta (Lucas 10: 41-42). Solo el Espíritu de Dios puede unificar el corazón para poder ser plenamente leal a Dios y su Palabra.

(B) Salmo 139: 1-12; 23-24.

En el Salmo 139, de corte sapiencial y que sin duda es uno de los más bellos del salterio, se nos presenta a una persona que se defiende de una acusación falsa, posiblemente de idolatría.  Este afirma el conocimiento pleno que YHVH tiene sobre todo ser humano: «Tu conoces mi sentarme y mi levantarme, de lejos percibes mis pensamientos; « (verso 2). Solo YHVH, que nos conoce puede juzgar correctamente nuestras intenciones y acciones . Dada esta realidad, el salmista solicita a Dios que le guíe de tal forma que pueda caminar por la senda eterna:

Escudriña, oh Elohim, y conoce mi corazón, Pruebame, y conoce mis pensamientos, Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guiame en el camino eterno» (Salmo 139: 23-24)

(C) Mateo 13: 24-30

El tercer texto lo encontramos en Mateo 13: 24-30, en la que se presenta la parábola del trigo y la cizaña, exclusiva de Mateo, y que es parte de los “dichos fuertes de Jesús”, y que en ocasiones «suavizamos» al dar homilías del mismo.  Esta parábola tiene al menos, dos (2) contextos interpretativos diferentes, el primario en que se narró esta, y el de la comunidad de Mateo. Estos los discutiremos en los próximos párrafos.

El trigo era, junto a la cebada, el principal producto de la dieta israelita. Por otro lado, se le llamaba «cizaña» (Lollium temulentum), a una graminia que crece generalmente en forma espontánea entre los cereales, y que puede llegar a ser una plaga, compitiendo con estos en la adquisición de nutrimentos y agua.

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La «cizaña» es tan parecida al trigo, que se hacía muy dificil eliminarla, y solo  podía ser distinguida en el tiempo de la cosecha dada la diferencia de su fruto. De hecho la semilla de la «cizaña» es venenosa tanto para animales como para humanos, debido a un hongo endófito que vive en simbiosis con esta.

No era raro en la época de Jesús, que alguna persona malintencionada, saboteara con semillas de «cizaña» los sembrados de trigo y cebada de algún agricultor. La ley romana prohibía dicho acto de «terrorismo» agrícola. Esta parábola en su sentido primario nos alerta de que aún cuando Jesús «tomó por asaltó» el mundo existente con su mensaje del evangelio del reino de los cielos, la maldad humana existente convive simultáneamente con la bondad y justicia que el evangelio proclama. La parábola nos declara que, inclusive el maligno, por medio de sus ideologías y prácticas, se puede introducir entre la comunidad de los discípulos produciendo daños.

Veamos directamente del texto la respuesta de Jesús:

El respondió y dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno, el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es la consumación del siglo, y los segadores son los ángeles (Mateo 13: 37-39).

Es interesante que el glosario que presenta este texto, nos ilumina sobre el significado primario de esta parábola dicha por Jesús, muy especialmente, el concepto del campo sembrado que es el mundo (kosmos) o sociedad humana en general. En el contexto de Mateo, ese mundo es el imperio romano y toda su cosmovisión e ideologías expresadas en su sistema político, económico, cultural, social y religioso.

Jesús «invadió» el imperio, sembrando por medio del evangelio, «su trigo», que son los hijos del reino, es decir, aquellos que han «nacido de agua y Espíritu» (Juan 3:5). Aunque en la parábola original de Jesús, no se menciona la Iglesia, puedo decir que ese «trigo» sembrado en el «campo del mundo» es el que forma posteriormente la Iglesia de Jesucristo (Mateo 16: 16-18). Por otro lado, el diablo no se quedó con sus brazos cruzados, dentro de ese «campo del mundo», también sembró su «cizaña» para perseguir, restar fuerza, credibilidad y estabilidad a la comunidad de los discípulos y su mensaje.

Ahora bien, la promesa es clara, en el juicio que concluye la era presente, los ángeles ejecutarán el veredicto divino, recogiendo la «cizaña» sembrada en el mundo, equivalente a todos los que viven en iniquidad y causan tropiezo a los discípulos. Todos estos serán «barridos» de la tierra (Sofonías 1: 3). Cuando esto ocurra los justos de todos los tiempos y de toda la tierra, brillarán como el sol, en el reino de nuestro Padre celestial (Mateo 13: 42-43). Así que nuestra mirada debe estar en lo que Dios ha prometido, mientras esperamos con paciencia en momento de su Venida.

La historia pasada de la Iglesia, y aún la actual, nos da evidencia de los estragos que hizo, y está haciendo la «cizaña del mundo» en la comunidad cristiana, a tal punto que fue y es requerida continuamente reformas radicales («Ecclesia reformata semper reformanda est»). Claro está, aunque la parábola establece que la «cizaña del mundo» será arrancada y quemada en el tiempo de la siega (juicio) por los ángeles de Dios, el trabajo de transformación continúa y es necesario (1 Corintios 5: 9-13; Mateo 18: 15-20).

Por otra lado, esta parábola que es exclusiva de este evangelio, tiene un segundo contexto interpretativo en la comunidad de Mateo (a finales del siglo primero), que propone otro significado. Según Alexander B. Bruce, en su libro clásico, The parabolic teaching of Christ [1], esta parábola respondía directamente a la comunidad de Mateo, ya que existía un grupo de discípulos que deseaba expulsar de la congregación a otros creyentes que consideraban perjudiciales para el testimonio de la Iglesia. La enseñanza de la parábola en este contexto es que «no lo hagan» porque su expulsión podría «arrancar» a creyentes genuinos que estaban entrelazados con ellos.

Conforme a este contexto interpretativo, la enseñanza de la parábola no esta dirigida a declarar a las personas como «engendros» de Satanás cuyo fin es hacer daño a la Iglesia, sino que se exhorta a aquellos que tienen profundo «celo» por la pureza de la iglesia a que sean pacientes y sabios a la hora de manejar conflictos internos. El querer «purificar» la Iglesia, sin discernir sabiamente cuales serán sus consecuencias, puede traer mayor desastre del que queremos eliminar. Veamos la explicación que da Jesús en Mateo a esta situación:

¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos? Pero él les dice: «No, no sea que recogiendo la cizaña arranqueis con ella el trigo» (verso28-29)

El Padre de familia le recuerda a sus siervos que no deben arrancar en ese momento la cizaña porque sus raíces pueden estar «entrelazadas» con el trigo, y lamentablemente lo arrancarán también. El paralelo es claro, existen lazos y vínculos entre los componentes de una congregación que pueden afectar aún a los que no están implicados en el asunto. Una decisión apresurada e imprudente puede tener mayores daños que los que pretendemos corregir (vea Mateo 18: 15-35).

(D) Romanos 8: 12-25

Por último, el Apóstol Pablo nos muestra en Romanos 8: 12-25, la importancia de la intervención del Espíritu de Dios, para «arrancar» signos de la «cizaña del mundo» en mi corazón, y vivir vidas congruentes con los propósitos divinos.  De hecho el apóstol habla de dos (2) maneras de vivir, que son opuestas entre si;  el vivir conforme a la carne y vivir conforme al Espíritu.  Solo aquellos que viven conforme al Espíritu pueden agradar a Dios.  El apóstol nos llama a permitir que el Espíritu llene todo nuestro ser y destrone la carnalidad (cizaña) en nuestras vidas. Es decir, solo la asistencia del Espíritu Santo, nos puede ayudar de manera efectiva a desprendernos de la cizaña que «enferma» nuestra mente y corazón.

CONCLUSIÓN

Es notable que los cuatro (4) pasajes nos hablan de la misma preocupación y anhelo.  El salmista identifica la necesidad de la unificación del corazón para temer a Dios, obedecer su Palabra y vivir rectamente.  Mateo nos habla de la alta posibilidad de que la «cizaña del mundo» crezca junto con el trigo, influenciando con sus ideologías y prácticas a las personas e instituciones. Las lecturas anteriores nos alertan de la posibilidad del auto engaño, creyendo que ciertas ideas y acciones, que parecen ser genuinas y buenas, sean realmente contrarias al reino de Dios y su justicia.

Finalmente, el Apóstol Pablo nos exhorta a vivir según el Espíritu para hacer morir las acciones carnales que nos conducen al desastre (Romanos 8: 5-9).  Solo viviremos plenamente bajo la sombra del Reino, cuando el Espíritu de Dios habite en nosotros, y le cedamos nuestra autonomía para que guie nuestras vidas (Romanos 8: 14-17).

Nuestra oración es clara, necesitamos que Dios nos unifique, guíe, ilumine y conceda integridad de corazón, para temerle y entender que no hay nada mejor que sus enseñanzas. Hay que solicitar a Dios por medio de Cristo, que aun cuando la «cizaña del mundo» pretenda dominar los sembrados de nuestro corazón, Él nos conceda su discernimiento para identificar dicho «sabotaje», y enarbole dentro de cada creyente su Espíritu como bandera para caminar de tal forma que Dios sea glorificado en lo que digamos y hagamos.  Muchas bendiciones!

Notas:

[1] Alexander B. Bruce, The parabolic teaching of Christ: a systematic and critical study of the parables of our Lord. (London: Holder and Stoughton, 1893): 54.A

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