Zapatero a tus zapatos: los límites de nuestra reflexión

zapatero a tu zapato


Por Samuel Caraballo-López

INTRODUCCIÓN

El texto bíblico del 6 de noviembre de 2022, vigésimo segundo (22) domingo de Pentecostés, lo encontramos en Lucas 20: 27-38. Ya Jesús había llegado a Jerusalén luego de un largo camino, que había comenzado temprano en Lucas 9: 51 y se había extendido hasta Lucas 19: 28. En la perícopa de hoy se encuentra debatiendo con los líderes religiosos de la Ciudad Santa (Lucas 20: 1-40)

Antes de comenzar el análisis del pasaje que nos compete, permíteme establecer algunas premisas que servirán de fundamento a esta reflexión. Primero, es muy importante y necesario aprender a poner límites en el entorno en que nos encontramos, ya sea en el área laboral, personal, cognitiva o religiosa. Del mismo modo que las paredes de tu casa determinan el ámbito donde tú vives, un límite define el espacio emocional, intelectual, laboral y espiritual que te compete, diferenciando lo que tú eres y te corresponde, de lo que no eres y no te corresponde. Segundo, el refrán “zapatero a tus zapatos” me sirve de metáfora para afinar lo antes expresado y caracteriza el propósito de este escrito.

DESARROLLO

También se acercaron algunos de los saduceos (que dicen no haber resurrección), y le preguntaron, (Lucas 20: 27, BTX)

¿QUIENES ERAN LOS SADUCEOS?

La perícopa bajo nuestra consideración trata de una discusión sobre la resurrección de los muertos entre Jesús y los saduceos, en los atrios del templo de Jerusalén. De hecho, es la primera y única discusión entre Jesús y los saduceos que registra este evangelio. La intención del cuestionamiento de los saduceos era tratar de desprestigiar a Jesús como maestro e intérprete de las Escrituras, atacando la enseñanza sobre la resurrección de los muertos, defendida tanto por Él, como por los fariseos.

Los saduceos era el sector intelectual del Judaísmo. Eran la clase alta de la sociedad judía de su época, por lo que todos los conquistadores del Estado de Israel buscaron de su apoyo para poder someter al pueblo. Su política era la del colaboracionismo con todos los poderes extranjeros, ya fueran griegos o romanos, y adoptaban sus modas y cultura, por lo que eran muy odiados por los zelotes el grupo judío más extremista. Esta sumisión al poder les permitía tener los cargos más importantes; el del Sumo Sacerdote del templo de Jerusalén y su séquito de apoyo. Ellos, además, eran los principales propietarios de las tierras.

En cierta medida su poder político se redujo bajo el dominio romano (estos se reservaban el derecho a elegir al sumo sacerdote); además, habían perdido su influencia religiosa sobre el pueblo en manos de los fariseos. Casi todos ellos residían en Jerusalén.

De hecho, los Saduceos se distinguían, más por lo que no creían, que por lo que creían. Por ejemplo, y contrario a los fariseos, rechazaban como documento sagrado, el «nebiim» y el «ketubim» es decir los profetas y los Escritos del Tanaj (Biblia Hebrea). Ellos pensaban que lo que la Torá no mencionaba, carecía de validez. Esta creencia los hacia negar la resurreccion de los muertos como enseñanza válida para el judaísmo. Para este grupo es en este mundo terrenal donde únicamente Dios actuaba cumpliendo las promesas de la alianza.

Contrario a los saduceos, los fariseos enseñaban que Dios actuaba más allá de las fronteras de este mundo, lo que para ellos era algo bueno y necesario a la luz del dominio de Roma del mundo actual. El que Dios tuviese dominio más allá de las fronteras humanas, garantizaba que el «Imperio» pagaría en algún momento por sus injusticias.

¿EN QUE CONSISTIA EL MATRIMONIO POR LEVIRATO?

También se acercaron algunos de los saduceos (que dicen no haber reurrección), y la preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muere teniendo mujer y sin descendencia, que su hermano tome a la mujer y levante descendencia a su hermano. Eran, pues, siete hermanos, y el primero, habiendo tomado, mujer, murió sin hijos. También el segundo y el tercero la tomaron, y así también los siete no dejaron hijos y murieron, y finalmente, murió tambien la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos viene a ser mujer? Porque los siete la tuvieron de mujer. (Lucas 20: 27-33).

Un grupo de saduceos se acerca a Jesús para hacerle una pregunta sobre la resurrección de los muertos, combinada con la ley del matrimonio por levirato (Yibbum). Los saduceos por medio de su razonamiento inductivo aplicado a la ley del matrimonio por levirato (Deut. 25:5-10; Vea, Tamar y Judá en Génesis 38:6-11, y Ruth y Booz, Ruth 3: 9–4: 10), confrontan a Jesús sobre lo ilógico de la resurrección de los muertos en dicho contexto.

El término matrimonio por levirato se deriva de la palabra latina levir, que significa el hermano del esposo. Se conoce por las tabletas de Nuzi que cuando un padre conseguí­a una novia para su hijo y el hijo morí­a, la muchacha debí­a casarse con otro de los hijos.
La fórmula del matrimonio de levirato se incorporó a la ley de Moisés (Dt. 25: 5-10). 

El propósito del levirato como ordenanza era garantizar la preservación de la memoria del muerto que fallece sin dejar prole, haciendo que la viuda sea tomada (obligatoriamente) en matrimonio por el cuñado o pariente cercano y procrear simiente para el difunto.

La ley establecia que para continuar la línea sucesoria y la descendencia familiar, el nombre del primer varón de esta nueva unión ha de ser el mismo del difunto, y heredará sus bienes. También es importante la visión del matrimonio institucionalizado en esta legislación, porque exhibe un profundo entendimiento patriarcal del matrimonio, donde la mujer es «tomada» por el hombre como «máquina» de producir progenie.

Analicemos la pregunta de los saduceos, cuyo fundamento es la legislación mosaica, y que tiene propósitos últeriores y específicos:

(a) Primero, la realidad es que la pregunta nos es meramente de contenido, sino que tiene como intención minar la credibilidad de Jesús, y ponerlo cara a cara ante la ley de Moisés. El asunto real es uno de fidelidad a la Torá, y un cuestionamiento a la autoridad de Jesús como intérprete fidedigno de dicha ley.

(b) Segundo, el rompecabezas que los Saduceos presentan a Jesús confronta dos (2) nociones sobre la vida después de la muerte que compiten entre sí. La primera noción es que existe la preservación de la vida por medio de la propia progenie garantizada por el levirato (verso 28) , y la segunda es un cuestionamiento sobre la existencia real de la resurrección (verso 33).

La argumentación implícita en el cuestionamiento de los Saduceos es que Moisés defiende la creencia en la inmortalidad por medio de la progenie producida en el matrimonio por levirato, lo que hace absurdo la resurrección; y por lo tanto, la Torá excluye la creencia en una vida venidera.

JESUS RESPONDE A LOS SADUCEOS

La réplica de Jesús no se hace esperar y se divide en dos (2) partes. La primera parte de la réplica tiene que ver con la naturaleza de la creencia en la resurrección, y la perspectiva desde la cual se debe entender el propósito de Dios (Lucas 20: 34-36). La segunda réplica tiene que ver con la interpretación de la Torá (Lucas 20: 37-38).

En la primera réplica, fundamentalmente, Jesús contrasta las dos (2) clases de personas que existen, las dos (2) eras (eónes) y dos (2) prácticas con relación al matrimonio:

Jesús les dijo: Los hijos de este siglo se casan y son dados en casamiento. Pero los que fueron tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo, y de la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni son dados en casamiento, pues no pueden ya más morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección (Lucas 20: 34-36).

La frase «los hijos de este siglo» literalmente se refieren a aquellos con los que Jesús ha estado debatiendo, y esto contrasta notablemente con aquellos que son «hijos de la resurrección» . Cuando en el evangelio de Lucas se utiliza la expresión «hijos de…» no se refiere a descendencia sino al carácter, a sus actitudes y comportamientos. Por lo tanto, cuando Jesús esta hablando de los «hijos de este siglo» y se refiere a aquellas personas que ya El conocía y que estaban orientadas hacia la vida terrenal con sus preocupaciones cotidianas del honor, riquezas, estatus y cosas similares (Lucas 16: 8-9).

Ahora bien, el segundo grupo de personas, los «hijos de la resurrección» son aquellos quienes fueron tenidos por dignos de alcanzar el nuevo orden de Dios (verso 35), que no se auto justifican, ni auto promueven, y que tienen una disposición hacia la misericordia, la generosidad, y aman a los enemigos. Jesús establece una separación entre los primeros, que son los de «ésta era», y los que son de la «era por venir»

Es importante observar la expresión de Jesús al hablar del matrimonio, «se casan y son dados en matrimonio» (verso 34), o «ni se casan, ni son dado en matrimonio» (verso 35). Jesús cambia el enfoque de la ley de levirato en la que un hombre «toma obligatoriamente una esposa» (Lucas 20: 28, 29, 31), para incluir la participación de la mujer en la decisión matrimonial. Esto es importante porque en la réplica, Jesús reorienta la posición pasiva de la mujer en el matrimonio, avalada por el patriarcado y afirmada por el levirato, a uno en que la mujer participa en la toma de decisiones.

Para Jesús, el tipo de persona que está alineada con las aspiraciones de este siglo malo [los hijos de este siglo] son las que participan en el orden previsto y defendido por los saduceos. Esta concepción que tienen los saduceso está enraizada en la legislación que sostiene el matrimonio de levirato, en la que la mujer es «tomada» y «cosificada» para ser el instrumento que le da continuidad al apellido y la herencia del hombre.

Por otro lado, aquella persona que adquiere su «perfil» de la «era por venir», donde la gente se parecerá a los ángeles del cielo en la medida que ya no mueren, el matrimonio no existe. Jesús levanta una crítica radical a la ordenanza del levirato, ya que esta define el matrimonio alrededor de la necesidad de la procreación, cosificando a la mujer. Jesús rechaza que el valor de la mujer provenga exclusivamente de la producción de hijos para el patrimonio familiar.

Jesús subraya así lo absurdo de la pregunta de los saduceos al socavar sus premisas principales:

(a) Primero, la percepción de los saduceos de la naturaleza de la «era venidera» es incorrecta. Ellos ven equivocadamente la vida venidera como una prolongación de la vida terrenal y cotidiana.

(b) Segundo, los saduceos no tiene en cuenta la realidad de que la «era venidera» ya afecta la vida presente. Con Jesús se inicia el reino de Dios, es decir la era escatológica ya está entre nosotros.

HACIA UNA CORRECTA INTERPRETACIÓN DE LAS ESCRITURAS

La segunda parte de la réplica de Jesús tiene que ver con la interpretación correcta de la Torá (verso 37-38):

Y en cuanto a que los muertos resucitan, Moisés también lo indicó en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, y Dios de Isaac y Dios de Jacob. Así que no es Dios de muertos sino de vivos, porque para Él todos viven (Lucas 20: 37-38)

Dado que los saduceos otorgan prioridad a la Torá, Jesús mismo recurre a esta (Moisés) para proporcionar una base bíblica a la creencia en la resurrección:

(a) Basándose en Éxodo 3: 6-15, Jesús señala que cuando, Dios estaba hablando a Moisés, Él era todavía Dios de los patriarcas que habían fallecido, Abraham, Isaac y Jacob.

(b) Jesús infiere lo absurdo que sería que Dios difundiera una relación de pacto con personas muertas;

(c) Concluye Jesús, que, Abraham, Isaac, y Jacob debían estar por lo tanto vivos;

(d) Y deduce, que al relatar su experiencia de la «zarza ardiendo», Moisés mismo atestiguó la creencia en la resurrección.

La última frase de la segunda réplica de Jesús: «porque para Él todos viven» tiene como intertexto al libro apócrifo de IV Macabeos [1], donde se afirma que los mártires «viven para Dios» al igual que los patriarcas :

«… seguros de que en Dios no mueren, como no murieron nuestros patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob, sino que viven en Dios.» (IV Macabeos 7: 19)

«Ellos mismos estaban convencidos de que quienes mueren por Dios viven para Dios, como Abrahán, Isaac, Jacob y todos los patriarcas.» (IV Macabeos 16: 25),

Estos texto (IV Macabeos), como los que están bajo nuestra consideración, descartan que sea su fidelidad al enfrentar la muerte, lo que le ha dado la resurrección, mas bien, se afirma que la resurrección la han recibido por la bondad de Dios. Ya Lucas nos había anticipado la naturaleza de la vida de la resurrección en su referencia a Lázaro, quien fue llevado por los ángeles al seno de Abraham, quien allí permanecía vivo (Lucas 16: 22-23).

CONCLUSIÓN

Muchas personas niegan conceptos y prácticas que desconocen su origen, y mucho menos su significado. En el pasaje paralelo de Mateo 22: 23-33 y Marcos 12: 18-27, Jesús declara que los saduceos están totalmente equivocados, no en su derecho a preguntar, sino por la premisa que han establecido como base para su pregunta. He aquí la razón de la necesidad de conocer los límites de nuestra reflexión y acción como creyentes en Jesucristo.

Jesús le dice, primeramente, y en el lenguaje coloquial de Lucas, que en la vida venidera, es decir en la resurrección, no existen las mismas categorías humanas y terrenales que en la vida actual. Es decir la resurrección no es una simple prolongación de la vida terrenal en el cielo. La resurrección es una vida plena, con una nueva corporalidad (2 Corintios 5: 1-4), en que las necesidades actuales y la muerte no existirán. Por lo tanto, la pregunta es impropia porque, ignora los fundamentos mismos de la doctrina de la resurrección.

Es lamentable que personas carentes de entendimiento estén imponiendo sus interpretaciones o creencias particulares sobre los conceptos trascendentales de las Sagradas Escrituras y la naturaleza del poder y amor de Dios. Existen fronteras de libertad en la fe y en la práctica cristiana.

Cuando hablamos de fronteras de libertad en el ámbito teológico, bíblico o eclesiástico, (término que he utilizado en otros artículos), me refiero a los principios y normas que mayoritariamente son aceptadas por la comunidad cristiana, y que por su arraigo en la naturaleza de la iglesia, y el prolongado tiempo de su observación y desarrollo a través de la historia, forman parte de la concepción misma de la práctica de la fe (ortodoxia). Cuando por nuestra ignorancia, temeridad o rebeldía cruzamos las fronteras de libertad establecidas, la confrontación es inevitable y necesaria.

Jesús establece que existen límites para nuestra interpretación, y para las acciones que de ella proviene. No hay nada incorrecto en pensar, inquirir, cuestionar o dudar; sin embargo, cuando asumimos que el proceso mental y reflexivo que emprendemos no requiere de otras fuentes para depurar nuestros planteamientos, podemos caer en grandes errores que violentan las fronteras de la ortodoxia, que basada en las Sagradas Escrituras, la reflexión teológica, la razón y la experiencia, la iglesia ha establecido. El peligro de violentar estas fronteras es la posibilidad de caer, sin desearlo, en la herejía.

El depósito del Evangelio del Reino de Dios ha sido delegado por Jesucristo a sus discípulos (Lucas 12: 32), y es nuestra responsabilidad preservarlo, predicarlo y enseñarlo a las nuevas generaciones, considerando el contexto histórico y social, reconociendo siempre los límites de nuestra humanidad y que el mismo Evangelio nos impone. Muchas bendiciones!

Notas:

[1] IV Macabeos es un libro canónico para la Iglesia Católica Ortodoxa Oriental, aunque para los judíos y para los cristianos, tanto Católicos romanos como Protestantes es considerado no canónico o apócrifo. Es un libro de carácter sapiencial, que intenta mostrar la superioridad de la razón sobre la pasión. Para demostrar que la razón puede controlar las pasiones, expone varios ejemplos, donde destaca el martirio de los siete Hermanos Macabeos. Este libro se puede encontrar en algunos de los manuscritos de la Septuaginta (LXX). 

2 respuestas a «Zapatero a tus zapatos: los límites de nuestra reflexión»

  1. A todo lo expresado que concuerdo con todo lo planteado por ti seria bueno considerar también una de las razones de sus actitudes ante la resurrección. Me parece que el texto de Lucas 16:19-31 sobre el rico y Lázaro nos iluminan al respecto. En la resurrección entra el juicio divino sobre nuestro comportamiento en este mundo. Un grupo de priviliegiados, insensibles a las necesidades de los demás no quieren compartir lo que tienen con otros. Se quedan en la vida presente(este mundo) porque están muy acomodados no quieren perder poder y privilegios.

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  2. Mi hermano José Agustín: Muchas gracias por tu comentario. Solo quiero ser fiel al texto. Al contestar Jesús a los saduceos hace una expresión de vital importancia para entender la resurrección y cito:

    » pero en cuanto a los que sean dignos de tomar parte en el mundo venidero por la resurrección…» (verso35),

    La resurrección no es tiempo de juicio, sino una promesa y un resultado posterior de un juicio. En la resurrección el juicio a pasado ya, y los que participan en esta lo hacen en virtud a su fe en Jesucristo. El apóstol Pablo lo dice en Tesalonicenses:

    «…y los muertos en Cristo resucitarán primero» ( 4:16).

    Es decir la resurrección es el cumplimiento de una promesa hecha por Jesucristo a todos los que han creído en él.

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