Por Samuel Caraballo-López
Así que, desde que supimos de ustedes, no dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual. 10 Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos. (Colosenses 1: 9 NTV).
¿Qué retos nos depara el próximo año? ¿A qué situaciones tendremos que enfrentarnos? ¿Qué cambios nos auguran los nuevos tiempos? Nunca antes en la historia se requirió mayor necesidad de dirección divina que durante estos tiempos de inestabilidad. Nuestros sueños y anhelos personales pueden ser muy loables y necesarios, sin embargo, lo impredecible de estos tiempos son el mayor obstáculo para su realización.
A la luz de esta realidad, tomar decisiones correctas es una labor de suprema importancia para el bienestar integral de nuestras familias y comunidades. Dado estos tiempos, la toma de decisiones requerirá, como primera opción comprender los propósitos que Dios a revelado para nuestra vida como seres humanos y residentes de este planeta. Ahora bien, Dios nos ha dado las herramienta más importante para discernir su voluntad y realizarla; la oración y las Sagradas Escrituras.
Juan Bunyan, el insigne predicador del siglo XVII, y autor del Progreso del Peregrino, nos presenta una definición magistral de lo que es orar:
Orar es derramar de modo sincero, y afectuoso el corazón o alma ante Dios, por medio de Cristo, en el poder y ayuda del Espíritu Santo, buscando las cosas que Dios ha prometido, o que son conforme a su Palabra, para bien de la iglesia, con fiel sumisión a Su voluntad (Bunyan, 1660).
Por otro lado tenenos las Sagradas Escrituras que nos ofrece un modo de entender el mundo y a nosotros mismos desde un nuevo enfoque que afirma la vida, la alegría y la plenitud.
»No temas, rebaño pequeño, porque el Padre de ustedes ha decidido[a] darles el reino (Lucas 12:32).
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17).
Además la Biblia nos proporciona un modelo, un esquema mediante el cual podemos pensar, percibir y vivir la vida de una forma diferente a lo que nuestro mundo propone. De hecho, al leer la Biblia descubrimos nuevas formas de entendernos que a veces incluso contradice lo que hasta ese momento pensabamos era lo correcto.
Las Sagradas Escrituras nos hablan específicamente del uso de la oración como herramienta para discernir la voluntad de Dios para nuestras vidas y para nuestro pueblo (Mateo 7: 7-11; Colosenses 1: 9-12). El alcanzar entendimiento sobre la voluntad de Dios es el primer paso para iniciar una vida que agrade a Dios en todo. Ahora bien, el solo conocer la voluntad de Dios, no es suficiente. Es necesario ejecutar diariamente esa voluntad que hemos discernido. Por lo tanto, junto con el discernimiento de la voluntad de Dios es necesario solicitar de Dios su poder para llevarla a cabo.
Podemos resumir esta enseñanza que brota del texto bíblico, que para vivir con dignidad, produciendo frutos y creciendo en nuestra relación con Dios es necesario discernir en cada época y situación la voluntad de Dios. Esta voluntad de Dios que discernimos debe ser articulada en lenguaje humano y hacerla pública a otros. Este hacer público la voluntad de Dios, no solo nos compromete con lo que declaramos, sino que puede inspirar a otros a que inicien su propia búsqueda de los propósitos y voluntad de Dios para su situación particular.
El producto de este actuar en la voluntad de Dios es el experimentar en la vida cotidiana de forma anticipada la herencia de los santos en el Reino de Luz. Es decir, podemos experimentar hoy las promesas hechas por Dios en Jesucristo.
Navidad es aceptar este reto de vivir en novedad de vida, donde la densa oscuridad de nuestro tiempo es dispersada por medio de los nuevos esquemas y valores del Reino de Jesucristo. Esta novedad de vida se llama la libertad de los hijos de Dios. Navidad es el anuncio de que la era del caos está siendo vencida y que aquellos que abrazan la fe en Jesucristo, procurando discernir su voluntad y llevándola a cabo diariamente, serán personas que producirán frutos que complacen a Dios y transforman la realidad en que viven.
Muchas Felicidades…
Referencias:
Brueggemann, Walter. La Biblia, fuente de sentido. Barcelona: Editorial Claret, SAU, 2007.
Bunyan, J. La oración, 1660. Accesado 4 de diciembre de 2004 en http://www.iglesiareformada.com/Bunyan_Oracion.html